Todo lo que Dios hace es perfecto y magnífico, y la única acción que Él quiere de cada uno de nosotros es que andemos delante de Él, es decir, en Su Presencia. Fue eso lo que le pidió a Abraham, como está escrito en Génesis 17:1:
“… anda delante de Mí, y sé perfecto”. Génesis 17:1
Se sabe que la perfección es algo exclusivo de Dios, pero Él quiso decirle a Abraham que, si andaba en Su Presencia, tendría una vida “perfecta” y que, aunque encontrara problemas, estos serían resueltos porque tendría siempre la dirección del Creador.
En otro momento vemos que el Señor Jesús también prometió lo mismo, por eso otras palabras, como se describe en Juan 7:37:
“… Si alguno tiene sed, que venga a Mí y beba”. Juan 7:37
¿A qué sed Se está refiriendo? Esta Palabra es para los que desean la justicia, lo correcto, para las personas que tienen sed de disciplina y orden, que desean una familia bien constituida, con un hogar de paz, donde el Altísimo pueda reinar.
Cuando Jesús ofrece el Agua de la Vida, que es el Espíritu Santo, significa que Él hará de la persona una fuente que generará agua por toda la eternidad, que es la vida plena y abundante que Jesús prometió. Eso solo es posible cuando la persona bebe del agua que Jesús ofrece a través del Espíritu Santo, que es Quien da la dirección para que vivamos y andemos en la Presencia de Dios. Cuando eso realmente sucede, vivimos una vida digna, que honra, glorifica y santifica Su Nombre.
Hay muchas personas que alaban a Dios con palabras, hacen vigilias y oraciones —gracias a Dios por eso—, pero, a veces, no están viviendo de hecho delante de Él. Vivir en la Presencia de Dios de forma legítima es estar 24 horas por día con los pensamientos justos y limpios, dejando tu vida totalmente en las Manos de Él, que es Perfecto.
Cuando eso realmente sucede, vivimos una vida digna, que honra, glorifica y santifica Su Nombre. Hay muchas personas que alaban a Dios con palabras, hacen vigilias y oraciones —gracias a Dios por eso—, pero, a veces, no están viviendo de hecho delante de Él. Vivir en la Presencia de Dios de forma legítima es estar 24 horas por día con los pensamientos justos y limpios, dejando tu vida totalmente en las Manos de Él, que es Perfecto.