La vida de Eva estaba marcada por las peleas, la depresión y extrañas experiencias que la atormentaban.
“Estaba en los vicios y tenía problemas en mi familia. A eso se le sumaba que veía sombras y escuchaba voces. Llegué a no dormir durante un mes. A raíz de eso, recurrí a los brujos en busca de ayuda. Me dijeron que tenía ‘un muerto encima’ que no me dejaba conciliar el sueño y que, para deshacerme de ese ‘muerto’, tenían que hacer un trabajo de limpieza espiritual. Me pidieron que llevara animales para sacrificar, entre otras cosas”, relata.
Sin embargo, el alivio que esperaba no llegó. “A partir de ese momento, todo fue peor, comencé a tener pensamientos de suicidio y la depresión aumentó. Sentí como si tocara el fondo del pozo cuando quise terminar con mi vida y la de mis hijos”, detalla al recordar los días más tristes de su vida.
“Fue entonces que recibí un ejemplar del periódico El Universal. Cuando lo leí, me llamaron la atención las experiencias de las personas que habían pasado por lo mismo que yo y habían logrado salir de esa situación. Eso me impulsó a acercarme a la Iglesia Universal”, asegura Eva.
“Llegué por primera vez un viernes”, recuerda y agrega: “Me hicieron una oración de liberación, mediante la cual me expulsaron el mal que estaba actuando en mí. Ese día, llegué diferente a mi casa, me deshice de lo que me hacía mal. Además, logré perdonar a mi marido y abrazarlo”.
A raíz de esa experiencia, decidió continuar por el camino de la fe. “Entendí que tenía que perseverar y asistir cada semana para que mi vida cambiara por completo, en todas las áreas. Ahora, gracias a Dios, estoy libre, puedo dormir, no tengo más vicios, me casé con mi esposo en el Altar y ya no hay más peleas en mi familia. Mi casa y mi vida están bendecidas y mi mente cambió. Sin embargo, mi conquista más grande fue recibir el Espíritu Santo. Fue el Único que me pudo dar esa felicidad que nunca tuve”, concluye.
Asiste a la Iglesia Universal ubicada en Av. Rivadavia 11262, Liniers, CABA