Si hoy mismo usted pudiera recibir una carta de cualquier persona, ¿quién le gustaría que fuera el remitente? Probablemente, usted elegiría a alguien a quien usted ama mucho, siendo ese amor recíproco. Sin embargo, sepa que Aquel que más le ama ya escribió una carta para usted, y está esperando que dedique su atención a ese mensaje.
“La Biblia es la carta de Dios para nosotros. Tan viva, que es eficaz para los pueblos de todas las épocas, culturas y lenguas. Nunca será obsoleta o demandará innovaciones porque Sus conceptos y consejos jamás serán superados”, explica Núbia Siqueira, colaboradora del blog de Cristiane Cardoso.
Según ella, “por ser tan valiosa, las Escrituras sufrieron las más duras persecuciones a lo largo de su existencia, sin embargo, nunca, ningún hombre consiguió callar Su Voz.” Y esa es la Voz de Dios destinada a su amada creación: el hombre.
No es una novedad
Dios se ha preocupado por mantener la comunicación con el hombre desde que lo creó. “En los detalles de la creación de Adán y Eva, vemos claramente que Dios deseaba comunicarse con Sus criaturas. La Biblia nos revela que era una costumbre del Altísimo visitarlos al ponerse el sol para tener comunión con ellos”, nos recuerda Núbia Siqueira.
Ella aclara que “salió del Todopoderoso el deseo de mantener una relación con nosotros, pues siendo quien Él es, si no quisiese ser encontrado por sus criaturas, no habría nada que nosotros seres humanos pudiéramos hacer para revertir tal voluntad.”
Comunicación importante
La carta de Dios para el hombre, sin embargo, no cubre frivolidades como las que las comunicaciones humanas, en general, abordan. Más que hablar “cosas poco significativas”, la Biblia sirve como enseñanza y orientación. En ella el propio Dios Se revela a la humanidad y explica lo pasado y lo futuro.
“Entonces, después de entender la importancia de la Biblia en nuestra relación con Dios, el lector debe tener la conciencia de que tiene en sus manos un Libro totalmente diferente a los demás, tanto por su exclusividad como por sus características”, orienta Núbia. “Si es posible, tenga cerca un diccionario bíblico (en internet existen muchas opciones), porque pueden surgir algunas palabras poco usadas en nuestro vocabulario actual.”
Un último consejo
Como ya vimos, la Biblia es una carta diferente, especial por llevar en su interior tanto amor y conocimiento. Por eso, al contrario de otras epístolas que normalmente recibimos, merece y necesita atención para ser entendida.
Reserve un tiempo de su día en el que usted pueda quedarse concentrado en la lectura por algunos minutos. Lea cuidadosamente y, cuando sea necesario, utilice un diccionario para consultar palabras desconocidas (créalo: todos nosotros necesitamos un diccionario para leer la Biblia una que otra vez). Y ya que usted tiene acceso directo al remitente de la carta, pídale a Él que participe de la lectura.
“Invítelo a estar junto a usted ayudándolo en la comprensión. Esa oración hará toda la diferencia en la percepción de la voluntad de Dios para su vida”, concluye Núbia.
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