Para recibir la Justicia Divina en mi alma, es decir, el Bautismo con el Espíritu Santo, debo reconocer que vivo injustamente.
En el Reino de Dios hay leyes, estatutos, mandamientos, diferentes a los de cualquier país o reino de este mundo, y nadie nos enseña las cosas que a Dios Le desagradan. Por eso, cuando conocemos las Sagradas Escrituras, Su voluntad nos es revelada y tenemos la oportunidad de agradarLo.
Y lo que me corresponde hacer es:
1.º Sacrificar mis voluntades, como manías, vicios, inmoralidad, adicciones, soberbia, malos hábitos, ansiedades, prejuicios, mentiras, avaricias, miedos, rencores, dudas y orgullo.
“Hijitos míos, os escribo estas cosas para que no pequéis. Y si alguno peca, Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el Justo”. 1 Juan 2:1
Esta Palabra nos muestra que Jesús es nuestro Intercesor (Abogado) y nos libra de cualquier condenación. También nos da el respaldo y la fuerza que no teníamos. De esta manera, mostramos que nuestra voluntad ya no nos domina, sino que a través de la fe nos sometemos a la Voluntad de Dios, que es Maravillosa y que nunca nos frustrará.
2.º Bautizarme en las aguas porque estoy arrepentido, además de sepultar la vieja vida de tradiciones, idolatría, hechicería, amistades indebidas, fornicación, adulterio y astrología. Así, probamos que ya no queremos vivir en la práctica de cosas indebidas.
3.º Despegarme de lo material y de personas, como dinero, títulos, cosas materiales, estatus social. De esta forma, probamos que nuestra confianza y dependencia no están en cosas o personas, sino en Dios y en Sus Promesas.
Es importante saber que uno de los mayores problemas que enfrentamos no está en el exterior, sino en nuestro interior, en nuestra mente. Porque una mente con espíritu desilusionado, ansioso, triste, indefinido, miedoso, dudoso y deprimido enferma el alma y la salud. Por eso, recurrir al Altísimo Tribunal de la Justicia Divina con sinceridad, fe y sacrificio cura los dolores y las heridas emocionales, físicas, y devuelve vigor al alma y al corazón. También nos da la convicción, la alegría y la disposición para luchar y vencer las injusticias impuestas por el mal y los malos.
“Pero buscad primero Su Reino y Su Justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Mateo 6:33
Y si ya soy bautizado con el Espíritu Santo, ¿qué debo hacer para recibir la Justicia Divina en un área de mi vida?
1.º Sacrificar el conformismo: ya sea en el ámbito económico, familiar, espiritual e incluso en la Obra de Dios, ¿en qué podría estar mejor, pero me conformo con la situación?
Debemos querer la Justicia Divina por medio de una salud restaurada, de un matrimonio realizado, de una familia salva, de una estabilidad económica, de nuevos testimonios para servir a Dios más y mejor, para que Su Gloria se refleje en tu vida y, de esta manera, alcanzar las almas que están perdidas.
2.º Sacrificar las excusas: “Hay quienes están peor que yo”; “Soy antiguo de Iglesia, ya hice esto, lo otro”; “Estoy esperando la respuesta de las anteriores campañas que hice”; “Mis sacrificios solo son espirituales, ya no materiales”; “Fallé en la anterior campaña, no sé si Dios me aceptará ahora”.
No podemos aceptar las excusas porque seguimos sacrificando cada vez más y mejor, porque creemos, de hecho y de verdad, que todo lo que hicimos fue para Él y por Él, porque queremos que Su Justicia Divina prevalezca en nuestras vidas, por eso seguimos haciendo cada vez más.
3.º Sacrificar la religiosidad: «Hablo mucho sobre las Escrituras Sagradas; enseño más de lo que practico. Creo que, porque sé mucho sobre la Biblia, automáticamente tengo el derecho de ser justificado. Pienso que, por hacer caridades o por formar parte de un grupo en la Iglesia, Dios me hará Justicia. Considero que Orar, Meditar, Ayunar, Diezmar, Ofrendar, perdonar a mis ofensores y esperar ya es suficiente para ser justificado».
Esta es la razón por la cual el clamor intrépido es importante. El lugar donde realizamos este clamor es en Su Altar, el Tribunal Divino; y la forma en la que pedimos Justicia Divina es a través de la oración. Sin embargo, esto debe estar en segundo lugar, porque lo primero que debemos hacer es presentar nuestro testigo; es decir, lo que Le ofrecemos a Dios en sacrificio voluntario, ya que, de esta manera, intercederá por nosotros junto a nuestro Abogado, que es el Señor Jesús.
“Porque en el Evangelio la Justicia de Dios se revela por Fe y para Fe; como está Escrito: MAS EL JUSTO POR LA FE VIVIRÁ”. Romanos 1:17
Este Ayuno por la Justicia Divina es tu oportunidad, desde el 22 de junio al 13 de julio, ¡viví este propósito!
Participá todos los días de la Jornada por la Justicia Divina, a las 7:30 de la mañana, por:
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Obispo Júlio Freitas