Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
1° Samuel 4
1 Y llegaba la palabra de Samuel a todo Israel. Y salió Israel para enfrentarse en batalla con los filisteos y acampó junto a Eben-ezer, mientras que los filisteos habían acampado en Afec.
2 Los filisteos se pusieron en orden de batalla para enfrentarse a Israel. Entablado el combate, Israel fue derrotado delante de los filisteos, quienes mataron como a cuatro mil hombres en el campo de batalla.
3 Cuando el pueblo volvió al campamento, los ancianos de Israel dijeron: ¿Por qué nos ha derrotado hoy el Señor delante de los filisteos? Tomemos con nosotros, de Silo, el arca del pacto del Señor, para que vaya en medio de nosotros y nos libre del poder de nuestros enemigos.
4 Y el pueblo envió a Silo, y trajeron de allí el arca del pacto del Señor de los ejércitos que está sobre los querubines; y los dos hijos de Elí, Ofni y Finees, estaban allí con el arca del pacto de Dios.
5 Y aconteció que cuando el arca del pacto del Señor entró al campamento, todo Israel gritó con voz tan fuerte que la tierra vibró.
6 Al oír los filisteos el ruido del clamor, dijeron: ¿Qué significa el ruido de este gran clamor en el campamento de los hebreos? Entonces comprendieron que el arca del Señor había llegado al campamento.
7 Y los filisteos tuvieron temor, pues dijeron: Dios ha venido al campamento. Y añadieron: ¡Ay de nosotros! Porque nada como esto ha sucedido antes.
8 ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de la mano de estos dioses poderosos? Estos son los dioses que hirieron a los egipcios en el desierto con toda clase de plagas.
9 Cobrad ánimo y sed hombres, oh filisteos, para que no lleguéis a ser esclavos de los hebreos como ellos han sido esclavos de vosotros; sed hombres, pues, y pelead.
10 Y pelearon los filisteos, Israel fue derrotado y cada cual huyó a su tienda; la mortandad fue muy grande, pues de Israel cayeron treinta mil soldados de a pie.
11 El arca de Dios fue capturada, y murieron los dos hijos de Elí, Ofni y Finees.
12 Y un hombre de Benjamín corrió del campo de batalla, y llegó aquel mismo día a Silo, con sus vestidos rotos y polvo sobre su cabeza.
13 Cuando llegó, he aquí que Elí estaba sentado en su asiento junto al camino esperando ansiosamente, porque su corazón temblaba por causa del arca de Dios. Así pues, el hombre fue a anunciarlo en la ciudad, y toda la ciudad prorrumpió en gritos.
14 Cuando Elí oyó el ruido de los gritos, dijo: ¿Qué significa el ruido de este tumulto? Entonces el hombre se acercó apresuradamente y dio la noticia a Elí.
15 Elí tenía noventa y ocho años, sus ojos se habían cegado y no podía ver.
16 Y el hombre dijo a Elí: Yo soy el que vine del campo de batalla. Hoy escapé del campo de batalla. Y Elí preguntó: ¿Cómo fueron las cosas, hijo mío?
17 Respondió el que trajo la noticia y dijo: Israel ha huido delante de los filisteos, además ha habido gran matanza entre el pueblo, también han muerto tus dos hijos, Ofni y Finees, y el arca de Dios ha sido tomada.
18 Y sucedió que cuando mencionó el arca de Dios, Elí cayó de su asiento hacia atrás, junto a la puerta, se rompió la nuca y murió, pues era entrado en años y pesaba mucho. Había juzgado a Israel cuarenta años.
19 Y su nuera, la mujer de Finees, estaba encinta y a punto de dar a luz, y al oír la noticia que el arca de Dios había sido tomada y que su suegro y su marido habían muerto, se arrodilló y dio a luz, porque le sobrevinieron los dolores.
20 Al tiempo que moría, las mujeres que estaban junto a ella le dijeron: No temas, porque has dado a luz un hijo. Pero ella no respondió ni prestó atención.
21 Y llamó al niño Icabod, diciendo: ¡Se ha ido la gloria de Israel!, por haber sido tomada el arca de Dios, y por la muerte de su suegro y de su marido.
22 Y dijo: Se ha ido la gloria de Israel, porque el arca de Dios ha sido tomada.
Romanos 4
1 ¿Qué diremos, entonces, que halló Abraham, nuestro padre según la carne?
2 Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué jactarse, pero no para con Dios.
3 Porque ¿qué dice la Escritura? Y creyo Abraham a Dios, y le fue contado por justicia.
4 Ahora bien, al que trabaja, el salario no se le cuenta como favor, sino como deuda;
5 mas al que no trabaja, pero cree en aquel que justifica al impío, su fe se le cuenta por justicia.
6 Como también David habla de la bendición que viene sobre el hombre a quien Dios atribuye justicia aparte de las obras:
7 Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades han sido perdonadas, y cuyos pecados han sido cubiertos.
8 Bienaventurado el hombre cuyo pecado el Señor no tomara en cuenta.
9 ¿Es, pues, esta bendición sólo para los circuncisos, o también para los incircuncisos? Porque decimos: A Abraham, la fe le fue contada por justicia.
10 Entonces, ¿cómo le fue contada? ¿Siendo circunciso o incircunciso? No siendo circunciso, sino siendo incircunciso;
11 y recibió la señal de la circuncisión como sello de la justicia de la fe que tenía mientras aún era incircunciso, para que fuera padre de todos los que creen sin ser circuncidados, a fin de que la justicia también a ellos les fuera imputada;
12 y padre de la circuncisión para aquellos que no solamente son de la circuncisión, sino que también siguen en los pasos de la fe que tenía nuestro padre Abraham cuando era incircunciso.
13 Porque la promesa a Abraham o a su descendencia de que él sería heredero del mundo, no fue hecha por medio de la ley, sino por medio de la justicia de la fe.
14 Porque si los que son de la ley son herederos, vana resulta la fe y anulada la promesa;
15 porque la ley produce ira, pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión.
16 Por eso es por fe, para que esté de acuerdo con la gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda la posteridad, no sólo a los que son de la ley, sino también a los que son de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros
17 (como está escrito: Te he hecho padre de muchas naciones) delante de aquel en quien creyó, es decir Dios, que da vida a los muertos y llama a las cosas que no existen, como si existieran.
18 El creyó en esperanza contra esperanza, a fin de llegar a ser padre de muchas naciones, conforme a lo que se le había dicho: Asi sera tu descendencia.
19 Y sin debilitarse en la fe contempló su propio cuerpo, que ya estaba como muerto puesto que tenía como cien años, y la esterilidad de la matriz de Sara;
20 sin embargo, respecto a la promesa de Dios, Abraham no titubeó con incredulidad, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios,
21 y estando plenamente convencido de que lo que Dios había prometido, poderoso era también para cumplirlo.
22 Por lo cual también su fe le fue contada por justicia.
23 Y no sólo por él fue escrito que le fue contada,
24 sino también por nosotros, a quienes será contada: como los que creen en aquel que levantó de los muertos a Jesús nuestro Señor,
25 el cual fue entregado por causa de nuestras transgresiones y resucitado para nuestra justificación.
Jeremías 42
1 Entonces se acercaron todos los capitanes de las tropas, Johanán, hijo de Carea, Jezanías, hijo de Osaías, y todo el pueblo desde el menor hasta el mayor,
2 y dijeron al profeta Jeremías: Llegue ahora ante ti nuestra súplica, y ruega al Señor tu Dios por nosotros, por todo este remanente, porque quedamos pocos de muchos que éramos, como pueden ver tus ojos,
3 para que el Señor tu Dios nos indique el camino por donde debemos ir y lo que debemos hacer.
4 Entonces el profeta Jeremías les dijo: Os he oído. He aquí, voy a orar al Señor vuestro Dios conforme a vuestras palabras, y todas las palabras que el Señor os responda, yo os las declararé. No os ocultaré palabra alguna.
5 Y ellos dijeron a Jeremías: Que el Señor sea un testigo veraz y fiel contra nosotros si no obramos conforme a toda palabra que el Señor tu Dios te mande para nosotros.
6 Sea buena o mala, escucharemos la voz del Señor nuestro Dios a quien te enviamos, para que nos vaya bien cuando escuchemos la voz del Señor nuestro Dios.
7 Y sucedió que al cabo de diez días, vino la palabra del Señor a Jeremías.
8 Entonces llamó a Johanán, hijo de Carea, y a todos los capitanes de las tropas que estaban con él, y a todo el pueblo desde el menor hasta el mayor,
9 y les dijo: Así dice el Señor, Dios de Israel, a quien me enviasteis para presentar delante de El vuestra súplica:
10 “Si os quedáis en esta tierra, entonces os edificaré y no os derribaré, os plantaré y no os arrancaré, porque estoy arrepentido del mal que os he hecho.
11 “No temáis al rey de Babilonia, a quien teméis; no le temáis” —declara el Señor— “porque yo estoy con vosotros para salvaros y libraros de su mano.
12 “También tendré compasión de vosotros, para que él tenga compasión de vosotros y os restaure a vuestra tierra.
13 “Pero si decís: ‘No nos quedaremos en esta tierra’, no obedeciendo así la voz del Señor vuestro Dios,
14 diciendo: ‘No, sino que iremos a la tierra de Egipto, donde no veremos guerra, ni oiremos el sonido de la trompeta, ni tendremos hambre de pan, y allí nos quedaremos’;
15 en este caso, oíd la palabra del Señor, remanente de Judá. Así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: ‘Si os obstináis en entrar en Egipto, y entráis para residir allí,
16 entonces sucederá que la espada que vosotros teméis, os alcanzará allí en la tierra de Egipto, y el hambre que os preocupa, os seguirá de cerca allí en Egipto, y allí moriréis.
17 ‘Así pues, todos los hombres que se obstinen en ir a Egipto para residir allí, morirán a espada, de hambre y de pestilencia; no les quedará sobreviviente ni quien escape del mal que voy a traer sobre ellos.’”
18 Porque así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Como se derramó mi ira y mi furor sobre los habitantes de Jerusalén, así se derramará mi furor sobre vosotros cuando entréis en Egipto. Y seréis motivo de maldición, de horror, de imprecación y de oprobio; y no veréis más este lugar.
19 El Señor os ha hablado, remanente de Judá: No entréis en Egipto. Sabedlo bien, que hoy lo he declarado contra vosotros.
20 Porque os engañáis a vosotros mismos, pues fuisteis vosotros los que me enviasteis al Señor vuestro Dios, diciendo: Ruega por nosotros al Señor nuestro Dios, y lo que el Señor nuestro Dios diga, nos lo haces saber y lo haremos.
21 Y hoy os lo he declarado, pero no habéis escuchado la voz del Señor vuestro Dios, ni en cosa alguna de lo que El me ha enviado a deciros.
22 Ahora pues, sabedlo bien, que moriréis a espada, de hambre y de pestilencia en el lugar adonde deseáis ir a residir.
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