Abrí tu corazón para recibir una palabra que confronta, pero también libera.
- Es más fácil culpar a los demás, pero en realidad somos nosotros quienes decidimos cómo actuar: de una manera u otra.
- Nuestro objetivo es ayudarte a reflexionar sobre cómo asumir la responsabilidad de nuestras decisiones nos lleva a una vida más plena, madura y alineada con la Voluntad de Dios.
- El hábito de culpar a otros ha reprobado a muchos.
Desde el principio, la humanidad ha evadido la responsabilidad
En Génesis 3:12-13, vemos cómo Adán culpa a Eva, y Eva culpa a la serpiente. Este patrón de evasión ha estado presente desde el comienzo.
Reflexionemos juntos:
- ¿Por qué nos resulta más fácil culpar que asumir?
- ¿Qué consecuencias trae vivir desde la evasión?
Ejemplos cotidianos:
- “No tengo tiempo para orar, meditar, ir a la Iglesia, evangelizar, estudiar, hacer ejercicio…”. → ¿Realmente es falta de tiempo o de prioridad?
Si no usamos el poder de decidir correctamente, no saldremos de este círculo vicioso.
Dios nos deja claro en Deuteronomio 30:19:
“… he puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida…”. Deuteronomio 30:19
Todas las decisiones que tomamos, sean conscientes, automáticas o impulsivas, generan un impacto.
Preguntas clave:
- ¿Qué decisiones estás tomando hoy que te acercan o alejan de tus metas espirituales, matrimoniales, familiares o laborales?
- ¿Qué excusas estás usando para justificar la falta de acción?
Desafío práctico:
Hacé una lista de 3 decisiones que tomaste esta semana.
¿Fueron guiadas por fe o por reacción?
La transformación que todos desean tiene el mismo precio: la responsabilidad.
Corroborá conmigo en Gálatas 6:5:
“… cada uno llevará su propia carga”. Gálatas 6:5
Cuando entendemos, aceptamos y practicamos la responsabilidad, los beneficios son:
– Mayor libertad interior.
– Crecimiento espiritual.
– Relaciones más sanas.
– Claridad en el propósito.
Recordá:
El marinero no culpa al viento ni a los tripulantes, sino que ajusta sus velas y llega al puerto deseado.
Desafío personal:
Esta semana, cada vez que sientas la tentación de culpar a alguien o algo, detenete un instante y preguntate: “¿Qué puedo hacer yo para cambiar esta situación?”.
Pedile a Dios sabiduría para tomar decisiones con responsabilidad y valentía para asumir las consecuencias.
La madurez espiritual empieza cuando dejamos de culpar y empezamos a actuar: de acuerdo con lo está Escrito en Mateo 13:54:
«Y llegando a Su pueblo, les Enseñaba en su sinagoga, de tal manera que se maravillaban y decían: ¿Dónde obtuvo este esta sabiduría y estos Poderes Milagrosos?». Mateo 13:54
¡Nos vemos en la IURD o en las Nubes❗️
Obispo Julio Freitas