Una de las principales características de una persona adulta, es que es capaz de asumir responsabilidades por sus acciones y reacciones.
En cambio, el inmaduro, responsabiliza a otro por lo que hace.
Por ejemplo, si un marido no se responsabiliza de su propio temperamento, puede culpar a su esposa por lo que él hizo. Ella, carente de la atención de su marido, podría llegar a culparlo por su infelicidad. En verdad, cada uno es completamente responsable por lo que dice y por lo que siente, pero deben evaluar si lo que reclaman es algo lógico.
Ambos son culpables de ser inmaduros porque culpan al otro de sus propios sentimientos.
Una persona madura no culpa a otros por sus errores y no hace un drama de cada cosa que no le gusta.
Las personas completas asumen el control de sus acciones y reacciones. No podemos controlar cada cosa a nuestro alrededor, pero cuando entendemos que somos responsables de nosotros mismos, podemos considerarnos adultos.
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