Marcelo Escobar participó del Ayuno de Daniel y logró una transformación en su interior: “Antes de empezar el Ayuno de Daniel, era una persona depresiva, agresiva y trataba de llenarme con los vicios. Tenía mucho rencor hacia mi padre porque lo veía tratar mal a mi madre.
Tenía muy mal carácter, no aceptaba que me digan nada, siempre respondía mal, siempre me levantaba de mal humor. Yo sentía que mi vida no iba a cambiar, que sería un esclavo de los vicios toda la vida, mi destino está marcado. Yo nunca pensé que existiera la posibilidad de cambiar mi manera de vivir. Cada vez que me levantaba a la mañana, estaba triste, con resaca, nunca veía el lado positivo de la vida.
Comencé a participar de las reuniones de la Universal, empecé a ver un cambio. Estando dentro de la Iglesia estaba feliz, pero cuando llegaba la noche me acostaba triste. Cuando empezó el Ayuno de Daniel participé, porque quería ser bautizado con el Espíritu Santo. Llegó la gran oportunidad, un domingo recibí la certeza de mi salvación. Hoy tengo buena relación con mi papá, tengo proyectos a futuro, quiero crecer. El Ayuno de Daniel es la oportunidad para comenzar una nueva vida”, finaliza Marcelo.
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