Durante un reciente programa de la Palabra Amiga, transmitida por la emisora de radio Red Aleluya, el obispo Edir Macedo explicó que no importa la condición social, el grado escolaridad, el hecho de que la persona no tenga familia o que sea considerada la última de las criaturas. Cuando ella recibe el Espíritu Santo, se vuelve la más rica de la faz de la Tierra, porque comienza a tener al Creador en su interior.
Los beneficios de aceptar al Señor Jesús, pura y simplemente, no se comparan a los alcanzados por aquellos que tienen el Espíritu Santo. Porque, mientras que la persona que tiene el Espíritu Santo tiene el Reino de Dios en su interior, aquella persona que solo aceptó al Señor Jesús cuenta con su propia fuerza y, por eso, día tras día, al depararse con los enfrentamientos del diablo, fatalmente fallará.
El obispo explica que esa persona, cuando está en la iglesia, hasta entrega su vida y acepta a Jesús, pero al salir de aquel ambiente de fe, al ser desafiada, en vez de recurrir al Señor Jesús recurre a sus propias fuerzas. Pero la que recibe el Espíritu Santo, que es el propio Señor Jesús en Espíritu en su interior, es la misma en cualquier lugar y en cualquier situación – dentro o fuera de la iglesia, donde fuere -, porque el Espíritu es el mismo.
Por eso vale la pena que invierta toda su vida, renuncie a su voluntad, para tener el Espíritu Santo. “No existe nada más precioso, más importante, más grandioso que el Espíritu Santo en su interior. Vale más que su familia, que su vida, que su profesión, que su grado de escolaridad, más que todo lo que pueda imaginar. No hay nada más glorioso que una persona llena del Espíritu Santo”, destaca el obispo.
Luz propia
Cuando una persona recibe el Espíritu Santo, ella comienza a tener luz propia, no depende más del pastor o de quien quiera que sea. Delante del dolor, del problema, de la dificultad, la energía de Dios está dentro de ella. “Pero la mayoría de las personas (creyentes) son como la Luna, que depende de la luz del Sol. Dependen de un consejo, de una orientación, de una oración”, lamenta el obispo.
Lamentablemente, las iglesias están llenas de personas religiosas, y la verdad es que cuanto más religiosa, más alejada de Dios está. Son los “tibios”, personas que creen en Jesús, pero no Le entregan sus vidas a Él y no tienen el Espíritu Santo. “Y porque no se entregan, no Lo reciben.”
No sirve de nada, solo existe una manera de que usted reciba el espíritu Santo:
Entregando toda su vida, sacrificando su futuro, su destino. No es una cuestión de merecimiento, sino de hacer de Él su prioridad.
Cuando Él se vuelva más importante para usted que su madre, su padre, su hijo, su marido, su esposa, que su vida profesional, que su dinero, más importante que todo, ahí sí Dios pondrá Su Espíritu a su disposición. “Él solo viene cuando usted se entrega 100%. Usted no necesita merecer, no necesita ser buenito o justo, usted solo necesita darle a Él su vida. Es así que sucede la venida del Espíritu Santo”, enfatiza el obispo.
Si usted está dispuesto a renunciar a todo lo que fuera necesario para tener en su interior el Espíritu del Altísimo y no está participando del Ayuno de Daniel, aún hay tiempo de que se una a nosotros en este propósito. Ingrese aquí y sepa cómo hacerlo.
(*) Texto basado en la Palabra Amiga del obispo Macedo.
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