En la época de Job no había iglesia, no había Altar y él decía “Si yo supiera dónde está el trono de Dios” porque así, él podría llevar su queja ante Dios y Él lo atendería:
“Hoy también hablaré con amargura; Porque es más grave mi llaga que mi gemido. ¡Quién me diera el saber dónde hallar a Dios! Yo iría hasta su silla. Expondría mi causa delante de Él, y llenaría mi boca de argumentos. Yo sabría lo que Él me respondiese, y entendería lo que me dijera. ¿Contendería conmigo con grandeza de fuerza? No; antes Él me atendería.”, (Job 23:2-6).
Job sabía que, si encontraba el trono de Dios, Él se acercaría, expondría su prueba y Dios le respondería. El domingo 17 de septiembre usted traerá su queja y la colocará en este trono. En todo el mundo, realizaremos un clamor y si usted cree, Él le hará justicia.
Para recibir la respuesta, en primer lugar, tiene que preparar la queja. Igualmente, tiene que estar indignado con la situación que está viviendo y en tercer lugar debe tener pruebas, ya que, cuando va delante de un juez con una queja y él le pide una prueba, si la tiene, puede ganar la causa.
Si usted cree, no va a hacer un pedido, hará una queja. Su queja es la enfermedad que tiene, la miseria por la que ha pasado, la injusticia que vive en el trabajo, todo, lo escribirá como queja y lo presentará en el trono de Dios.
Sin embargo, solo harán eso los que son como Job y que creen que Él hará justicia. Dios atenderá su queja, no importa cuál sea su problema, haga su queja y Él va a escuchar. Como muestra Su palabra: “Yo sabría lo que Él me respondiese, y entendería lo que me dijera. ¿Contendería conmigo con grandeza de fuerza? No; antes Él me atendería.”, (Job 23:5-6).
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