Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
2° Samuel 10
1 Sucedió después de esto que murió el rey de los hijos de Amón, y su hijo Hanún reinó en su lugar.
2 Y David dijo: Seré bondadoso con Hanún, hijo de Nahas, tal como su padre fue bondadoso conmigo. Envió, pues, David algunos de sus siervos para consolarlo por la muerte de su padre. Pero cuando los siervos de David llegaron a la tierra de los amonitas,
3 los príncipes de los amonitas dijeron a Hanún su señor: ¿Crees tú que David está honrando a tu padre porque te ha enviado consoladores? ¿No te ha enviado David sus siervos para reconocer la ciudad, para espiarla y conquistarla?
4 Entonces Hanún tomó a los siervos de David, les rasuró la mitad de la barba, les cortó los vestidos por la mitad hasta las caderas, y los despidió.
5 Cuando le avisaron a David, envió a encontrarlos, porque los hombres estaban sumamente avergonzados. Y el rey les dijo: Quedaos en Jericó hasta que os crezca la barba, y después volved.
6 Al ver los hijos de Amón que se habían hecho odiosos a David, los hijos de Amón mandaron a tomar a sueldo a los arameos de Bet-rehob y a los arameos de Soba, veinte mil soldados de a pie, y del rey de Maaca mil hombres, y de Is-tob doce mil hombres.
7 Cuando David se enteró, envió a Joab y a todo el ejército de los valientes.
8 Y los hijos de Amón salieron y se pusieron en orden de batalla a la entrada de la ciudad, mientras que los arameos de Soba y de Rehob y los hombres de Is-tob y de Maaca estaban aparte en el campo.
9 Viendo Joab que se le presentaba batalla por el frente y por la retaguardia, escogió de entre todos los mejores hombres de Israel, y los puso en orden de batalla contra los arameos.
10 Al resto del pueblo lo colocó al mando de su hermano Abisai y lo puso en orden de batalla contra los hijos de Amón.
11 Y dijo: Si los arameos son demasiado fuertes para mí, entonces tú me ayudarás, y si los hijos de Amón son demasiado fuertes para ti, entonces vendré en tu ayuda.
12 Esfuérzate, y mostrémonos valientes por amor a nuestro pueblo y por amor a las ciudades de nuestro Dios; y que el Señor haga lo que le parezca bien.
13 Entonces se acercó Joab con el pueblo que estaba con él para pelear contra los arameos, y éstos huyeron delante de él.
14 Cuando los hijos de Amón vieron que los arameos huían, ellos también huyeron delante de Abisai y entraron en la ciudad. Entonces Joab se volvió de pelear contra los hijos de Amón y vino a Jerusalén.
15 Al ver los arameos que habían sido derrotados por Israel, volvieron a concentrarse.
16 Hadad-ezer mandó sacar a los arameos que estaban al otro lado del río y fueron a Helam; y Sobac, comandante del ejército de Hadad-ezer, iba al frente de ellos.
17 Cuando se dio aviso a David, éste reunió a todo Israel, cruzó el Jordán y llegó a Helam. Los arameos se pusieron en orden de batalla para enfrentarse a David, y pelearon contra él.
18 Pero los arameos huyeron delante de Israel, y David mató a setecientos hombres de los carros de los arameos, y a cuarenta mil hombres de a caballo, e hirió a Sobac, comandante de su ejército, el cual murió allí.
19 Cuando todos los reyes, siervos de Hadad-ezer, vieron que habían sido derrotados por Israel, hicieron la paz con Israel y le sirvieron. Y los arameos tuvieron temor de ayudar más a los hijos de Amón.
2° Corintios 3
1 ¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O acaso necesitamos, como algunos, cartas de recomendación para vosotros o de parte de vosotros?
2 Vosotros sois nuestra carta, escrita en nuestros corazones, conocida y leída por todos los hombres,
3 siendo manifiesto que sois carta de Cristo redactada por nosotros, no escrita con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de corazones humanos.
4 Y esta confianza tenemos hacia Dios por medio de Cristo:
5 no que seamos suficientes en nosotros mismos para pensar que cosa alguna procede de nosotros, sino que nuestra suficiencia es de Dios,
6 el cual también nos hizo suficientes como ministros de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu da vida.
7 Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, de tal manera que los hijos de Israel no podían fijar la vista en el rostro de Moisés por causa de la gloria de su rostro, que se desvanecía,
8 ¿cómo no será aún con más gloria el ministerio del Espíritu?
9 Porque si el ministerio de condenación tiene gloria, mucho más abunda en gloria el ministerio de justicia.
10 Pues en verdad, lo que tenía gloria, en este caso no tiene gloria por razón de la gloria que lo sobrepasa.
11 Porque si lo que se desvanece fue con gloria, mucho más es con gloria lo que permanece.
12 Teniendo, por tanto, tal esperanza, hablamos con mucha franqueza,
13 y no somos como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro para que los hijos de Israel no fijaran su vista en el fin de aquello que había de desvanecerse.
14 Pero el entendimiento de ellos se endureció; porque hasta el día de hoy, en la lectura del antiguo pacto el mismo velo permanece sin alzarse, pues sólo en Cristo es quitado.
15 Y hasta el día de hoy, cada vez que se lee a Moisés, un velo está puesto sobre sus corazones;
16 pero cuando alguno se vuelve al Señor, el velo es quitado.
17 Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, hay libertad.
18 Pero nosotros todos, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu.
Ezequiel 17
1 Y vino a mí la palabra del Señor, diciendo:
2 Hijo de hombre, propón un enigma y relata una parábola a la casa de Israel.
3 Y dirás: “Así dice el Señor Dios: ‘Una gran águila de grandes alas, largos piñones y espeso plumaje de muchos colores, vino al Líbano y se llevó la cima del cedro;
4 arrancó el más alto de sus renuevos, lo llevó a una tierra de mercaderes y lo puso en una ciudad de comerciantes.
5 ‘Después tomó de la semilla de la tierra y la plantó en terreno fértil. La puso junto a aguas abundantes; la plantó como un sauce.
6 ‘Brotó y se hizo una vid muy extendida, de poca altura, con sus sarmientos vueltos hacia el águila, pero sus raíces quedaron debajo de ella. Así se hizo una vid, echó pámpanos y se hizo frondosa.
7 ‘Pero había otra gran águila de grandes alas y abundante plumaje, y he aquí, esta vid dobló sus raíces hacia ella, y hacia ella extendió sus sarmientos desde los surcos donde estaba plantada para que la regara.
8 ‘En tierra fértil, junto a aguas abundantes estaba plantada, para echar ramas y dar fruto, para hacerse una vid excelente.’
9 Di: “Así dice el Señor Dios: ‘¿Prosperará? ¿No arrancará sus raíces y cortará su fruto para que se seque y se sequen todas sus hojas tiernas? Y no hará falta gran poder ni mucha gente
para arrancarla de sus raíces.
10 ‘He aquí, está plantada, ¿prosperará? Cuando el viento solano la azote, ¿no se secará totalmente? En los surcos donde creció se secará.’
11 Y vino a mí la palabra del Señor, diciendo:
12 Di ahora a la casa rebelde: “¿No sabéis lo que significan estas cosas?” Di: “He aquí, el rey de Babilonia vino a Jerusalén, tomó a su rey y a sus príncipes y los llevó consigo a Babilonia.
13 “Y tomó a uno de la familia real, hizo un pacto con él y le hizo prestar juramento. Se llevó también a los poderosos de la tierra,
14 para que el reino quedara sometido sin poder levantarse, a fin de que guardando su pacto se mantuviera.
15 “Pero se ha rebelado contra él enviando embajadores a Egipto para que le den caballos y muchas tropas. ¿Tendrá éxito? ¿Escapará el que hace tales cosas? ¿Puede romper el pacto y escapar?
16 “Vivo yo” —declara el Señor Dios— “que ciertamente en la tierra del rey que lo puso en el trono, cuyo juramento despreció y cuyo pacto rompió, allí, en medio de Babilonia, morirá.
17 “Ni con poderoso ejército ni con gran compañía lo ayudará Faraón en la guerra, cuando levanten terraplenes y construyan muros de asedio para cortar muchas vidas.
18 “Pues ha despreciado el juramento al romper el pacto; he aquí, juró fidelidad pero hizo todas estas cosas. No escapará.”
19 Por tanto, así dice el Señor Dios: Vivo yo, que ciertamente mi juramento que él despreció, mi pacto que él rompió, lo haré recaer sobre su cabeza.
20 Y tenderé sobre él mi red y será atrapado en mi trampa. Entonces lo llevaré a Babilonia y allí entraré en juicio con él por la infidelidad que ha cometido contra mí.
21 Y todos los escogidos de todas sus tropas a espada caerán, y los sobrevivientes serán esparcidos a todos los vientos; y sabréis que yo, el Señor, he hablado.
22 Así dice el Señor Dios: Yo también tomaré un renuevo de lo más alto de la copa del cedro y lo plantaré; arrancaré de la punta de sus renuevos uno tierno y lo plantaré en un monte alto y eminente.
23 En el alto monte de Israel lo plantaré; extenderá ramas y dará fruto, y llegará a ser un cedro majestuoso. Debajo de él anidarán toda clase de aves, a la sombra de sus ramas anidarán.
24 Y todos los árboles del campo sabrán que yo soy el Señor; humillo al árbol elevado y elevo al árbol humilde; seco al árbol verde y hago reverdecer al árbol seco. Yo, el Señor, he hablado y lo haré.
Acompañe la lectura del 256° día ingresando aquí.
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