Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
1° Reyes 6
1 Y sucedió que en el año cuatrocientos ochenta después que los hijos de Israel salieron de la tierra de Egipto, en el cuarto año del reinado de Salomón sobre Israel, en el mes de Zif, que es el segundo mes, comenzó él a edificar la casa del Señor.
2 La casa que el rey Salomón edificó para el Señor tenía sesenta codos de largo, veinte codos de ancho y treinta codos de alto.
3 Y el pórtico delante de la nave del templo tenía veinte codos de largo, conforme al ancho de la casa, y su ancho al frente de la casa era de diez codos.
4 También para la casa hizo ventanas con celosías.
5 Junto a la pared de la casa edificó pisos alrededor de las paredes de la casa, tanto de la nave como del santuario interior, e hizo cámaras laterales en derredor.
6 El piso inferior tenía cinco codos de ancho, y el del medio tenía seis codos de ancho, y el tercero tenía siete codos de ancho; porque por fuera hizo rebajos en la pared de la casa por todo alrededor para no empotrar las vigas en las paredes de la casa.
7 La casa, mientras se edificaba, se construía de piedras preparadas en la cantera; y no se oyó ni martillo ni hacha ni ningún instrumento de hierro en la casa mientras la construían.
8 La entrada a la cámara lateral inferior estaba al lado derecho de la casa; y se subía por una escalera de caracol al piso del medio, y del medio al tercero.
9 Edificó, pues, la casa y la terminó; y cubrió la casa con vigas y tablas de cedro.
10 También edificó pisos junto a toda la casa, cada uno de cinco codos de alto, y estaban asegurados a la casa con vigas de cedro.
11 Y la palabra del Señor vino a Salomón, diciendo:
12 En cuanto a esta casa que estás edificando, si tú andas en mis estatutos, cumples mis ordenanzas y guardas todos mis mandamientos andando en ellos, yo cumpliré[o] mi palabra contigo, la cual hablé a David tu padre,
13 habitaré en medio de los hijos de Israel, y no abandonaré a mi pueblo Israel.
14 Salomón, pues, edificó la casa y la terminó.
15 Luego construyó las paredes de la casa por dentro con tablas de cedro; desde el suelo de la casa hasta el techo recubrió las paredes interiores de madera; recubrió también el piso de la casa con tablas de ciprés.
16 Edificó los veinte codos del fondo de la casa con tablas de cedro desde el suelo hasta el techo; así le edificó el santuario interior, el lugar santísimo.
17 La casa, es decir, la nave delante del santuario interior tenía cuarenta codos de largo.
18 Y por dentro la casa estaba revestida de cedro tallado en forma de calabazas y flores abiertas; todo era cedro, no se veía la piedra.
19 Entonces preparó el santuario interior dentro de la casa, para colocar allí el arca del pacto del Señor.
20 Y el santuario interior tenía veinte codos de largo, veinte codos de ancho y veinte codos de alto, y lo revistió de oro puro; y el altar lo recubrió de cedro.
21 Salomón revistió el interior de la casa de oro puro. Puso cadenas de oro a lo largo del frente del santuario interior, y lo revistió de oro.
22 Revistió de oro toda la casa, hasta que toda la casa estuvo terminada. También revistió de oro todo el altar que estaba junto al santuario interior.
23 También en el santuario interior hizo dos querubines de madera de olivo, cada uno de diez codos de alto.
24 Un ala del querubín tenía cinco codos y la otra ala del querubín cinco codos; desde la punta de una de sus alas hasta la punta de la otra de sus alas había diez codos.
25 El otro querubín también medía diez codos; ambos querubines tenían la misma medida y la misma forma.
26 La altura de uno de los querubines era de diez codos, y asimismo la del otro querubín.
27 Colocó los querubines en medio de la casa interior; las alas de los querubines se extendían de modo que el ala del uno tocaba una pared y el ala del otro querubín tocaba la otra pared. Sus otras dos alas se tocaban ala con ala en el centro de la casa.
28 También revistió de oro los querubines.
29 Luego talló todas las paredes de la casa en derredor con grabados de figuras de querubines, palmeras y flores abiertas, el santuario interior y el exterior.
30 Revistió de oro el piso de la casa, el santuario interior y el exterior.
31 Y para la entrada del santuario interior hizo puertas de madera de olivo, el dintel y postes pentagonales.
32 Las dos puertas eran de madera de olivo, y talló en ellas figuras de querubines, palmeras y flores abiertas, y las revistió de oro; cubrió también de oro los querubines y las palmeras.
33 Hizo además para la entrada de la nave postes cuadrangulares de madera de olivo,
34 y dos puertas de madera de ciprés; las dos hojas de una puerta eran giratorias, y las dos hojas de la otra puerta también eran giratorias.
35 Talló en ellas querubines, palmeras y flores abiertas, y las revistió de oro bien ajustado a la talladura.
36 Edificó el atrio interior con tres hileras de piedra labrada y una hilera de vigas de cedro.
37 En el cuarto año, en el mes de Zif, se echaron los cimientos de la casa del Señor,
38 y en el año undécimo, en el mes de Bul, que es el mes octavo, la casa fue acabada en todas sus partes y conforme a todos sus planos. La edificó, pues, en siete años.
Efesios 3
1 Por esta causa yo, Pablo, prisionero de Cristo Jesús por amor de vosotros los gentiles
2 (si en verdad habéis oído de la dispensación de la gracia de Dios que me fue dada para vosotros;
3 que por revelación me fue dado a conocer el misterio, tal como antes os escribí brevemente.
4 En vista de lo cual, leyendo, podréis comprender mi discernimiento del misterio de Cristo,
5 que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora ha sido revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu;
6 a saber, que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, participando igualmente de la promesa en Cristo Jesús mediante el evangelio,
7 del cual fui hecho ministro, conforme al don de la gracia de Dios que se me ha concedido según la eficacia de su poder.
8 A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, se me concedió esta gracia: anunciar a los gentiles las inescrutables riquezas de Cristo,
9 y sacar a luz cuál es la dispensación del misterio que por los siglos ha estado oculto en Dios, creador de todas las cosas;
10 a fin de que la infinita sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en las regiones celestiales,
11 conforme al propósito eterno que llevó a cabo en Cristo Jesús nuestro Señor,
12 en quien tenemos libertad y acceso a Dios con confianza por medio de la fe en El.
13 Ruego, por tanto, que no desmayéis a causa de mis tribulaciones por vosotros, porque son vuestra gloria).
14 Por esta causa, pues, doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
15 de quien recibe nombre toda familia en el cielo y en la tierra,
16 que os conceda, conforme a las riquezas de su gloria, ser fortalecidos con poder por su Espíritu en el hombre interior;
17 de manera que Cristo more por la fe en vuestros corazones; y que arraigados y cimentados en amor,
18 seáis capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad,
19 y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento, para que seáis llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios.
20 Y a aquel que es poderoso para hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que obra en nosotros,
21 a El sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén.
Ezequiel 36
1 Y tú, hijo de hombre, profetiza a los montes de Israel, y di: “Montes de Israel, oíd la palabra del Señor.
2 “Así dice el Señor Dios: ‘Por cuanto el enemigo ha dicho contra vosotros: “¡Ajá!” y: “Las alturas eternas han pasado a ser posesión nuestra,”
3 por tanto, profetiza y di: “Así dice el Señor Dios: ‘Porque os han asolado y aplastado por todos lados, para que fuerais posesión de las demás naciones, os han hecho el blanco de la habladuría y de la calumnia del pueblo.’
4 “Por tanto, montes de Israel, oíd la palabra del Señor Dios. Así dice el Señor Dios a los montes y a los collados, a las barrancas y a los valles, a las ruinas desoladas y a las ciudades abandonadas, que han venido a ser presa y escarnio de las demás naciones alrededor;
5 por eso, así dice el Señor Dios: ‘Ciertamente en el fuego de mi celo he hablado contra las demás naciones y contra todo Edom, que se han apropiado para sí de mi tierra como posesión, con alegría, de todo corazón y con desprecio de alma, para dejarla como presa.’
6 “Por tanto, profetiza acerca de la tierra de Israel, y di a los montes y a los collados, a las barrancas y a los valles: ‘Así dice el Señor Dios: “He aquí, yo he hablado en mi celo y en mi furor porque habéis soportado los insultos de las naciones.”
7 ‘Por lo cual, así dice el Señor Dios: “Yo he jurado que las naciones que os rodean, ellas mismas soportarán sus insultos.
8 “Pero vosotros, montes de Israel, echaréis vuestras ramas y produciréis vuestro fruto para mi pueblo Israel; porque pronto vendrán.
9 “Pues, he aquí, estoy por vosotros y me volveré a vosotros, y seréis labrados y sembrados.
10 “Multiplicaré hombres en vosotros, toda la casa de Israel, toda ella; y las ciudades serán habitadas, y las ruinas reedificadas.
11 “Multiplicaré en vosotros hombres y animales, y se multiplicarán y serán fecundos. Haré que seáis habitados como lo fuisteis anteriormente y os trataré mejor que al principio; y sabréis que yo soy el Señor.
12 “Sí, haré andar hombres sobre vosotros, a mi pueblo Israel. Ellos tomarán posesión de ti, y serás su heredad, y nunca más les privarás de sus hijos.”
13 ‘Así dice el Señor Dios: “Porque os dicen: ‘Eres devoradora de hombres y has privado de hijos a tu nación’,
14 por tanto, ya no devorarás hombres y ya no privarás de hijos a tu nación” —declara el Señor Dios.
15 ‘Y nunca más te haré oír el ultraje de las naciones, ni soportarás más los insultos de los pueblos, ni harás que tu nación tropiece más’ —declara el Señor Dios.”
16 Entonces vino a mí la palabra del Señor, diciendo:
17 Hijo de hombre, cuando la casa de Israel habitaba en su propia tierra, ellos mismos la contaminaron con su conducta y con sus obras; como la impureza de una mujer en su menstruación fue su conducta delante de mí.
18 Por tanto, derramé mi furor sobre ellos por la sangre que habían derramado sobre la tierra y por haberla contaminado con sus ídolos.
19 Los esparcí entre las naciones y fueron dispersados por las tierras. Conforme a sus caminos y a sus obras los juzgué.
20 Cuando llegaron a las naciones adonde fueron, profanaron mi santo nombre, porque de ellos se decía: Estos son el pueblo del Señor, y han salido de su tierra.
21 Pero yo he tenido compasión de mi santo nombre, que la casa de Israel había profanado entre las naciones adonde fueron.
22 Por tanto, di a la casa de Israel: “Así dice el Señor Dios: ‘No es por vosotros, casa de Israel, que voy a actuar, sino por mi santo nombre, que habéis profanado entre las naciones adonde fuisteis.
23 ‘Vindicaré la santidad de mi gran nombre profanado entre las naciones, el cual vosotros habéis profanado en medio de ellas. Entonces las naciones sabrán que yo soy el Señor’ —declara el Señor Dios— ‘cuando demuestre mi santidad entre vosotros a la vista de ellas.
24 ‘Porque os tomaré de las naciones, os recogeré de todas las tierras y os llevaré a vuestra propia tierra.
25 ‘Entonces os rociaré con agua limpia y quedaréis limpios; de todas vuestras inmundicias y de todos vuestros ídolos os limpiaré.
26 ‘Además, os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros; quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne.
27 ‘Pondré dentro de vosotros mi espíritu y haré que andéis en mis estatutos, y que cumpláis cuidadosamente mis ordenanzas.
28 ‘Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres; y seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios.
29 ‘Os libraré de todas vuestras inmundicias; llamaré al trigo y lo multiplicaré, y no traeré hambre sobre vosotros.
30 ‘Y multiplicaré el fruto de los árboles y el producto del campo, para que no recibáis más el oprobio del hambre entre las naciones.
31 ‘Entonces os acordaréis de vuestros malos caminos y de vuestras obras que no eran buenas, y os aborreceréis a vosotros mismos por vuestras iniquidades y por vuestras abominaciones.
32 ‘No hago esto por vosotros’ —declara el Señor Dios— ‘sabedlo bien. Avergonzaos y abochornaos de vuestra conducta, casa de Israel.’
33 “Así dice el Señor Dios: ‘En el día que yo os limpie de todas vuestras iniquidades, haré que las ciudades sean habitadas y las ruinas reedificadas.
34 ‘La tierra desolada será cultivada en vez de ser desolación a la vista de todo el que pasa.
35 ‘Y dirán: Esta tierra desolada se ha hecho como el huerto del Edén; y las ciudades desiertas, desoladas y arruinadas están fortificadas y habitadas.
36 ‘Y las naciones que quedan a vuestro alrededor sabrán que yo, el Señor, he reedificado los lugares en ruinas y plantado lo que estaba desolado; yo, el Señor, he hablado y lo haré.’
37 “Así dice el Señor Dios: ‘Aún permitiré a la casa de Israel que me pida hacer esto por ellos: Multiplicar sus hombres como un rebaño.
38 ‘Como el rebaño para los sacrificios, como el rebaño en Jerusalén en sus fiestas señaladas, así se llenarán las ciudades desiertas de rebaños de hombres. Entonces sabrán que yo soy el Señor.’”
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