Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
1° Reyes 8
1 Entonces Salomón reunió a los ancianos de Israel, a todos los jefes de las tribus y a los principales de las casas paternas de los hijos de Israel ante él en Jerusalén, para hacer subir el arca del pacto del Señor de la ciudad de David, la cual es Sion.
2 Y se reunieron ante el rey Salomón todos los hombres de Israel en la fiesta, en el mes de Etanim, que es el mes séptimo.
3 Cuando llegaron todos los ancianos de Israel, los sacerdotes alzaron el arca.
4 Subieron el arca del Señor, la tienda de reunión y todos los utensilios sagrados que estaban en la tienda; los sacerdotes y los levitas los subieron.
5 Y el rey Salomón y toda la congregación de Israel que estaba reunida ante él, estaban con él delante del arca, sacrificando tantas ovejas y bueyes que no se podían contar ni numerar.
6 Entonces los sacerdotes trajeron el arca del pacto del Señor a su lugar, al santuario interior de la casa, al lugar santísimo, bajo las alas de los querubines.
7 Porque los querubines extendían las alas sobre el lugar del arca, y los querubines cubrían el arca y sus barras por encima.
8 Pero las barras eran tan largas que los extremos de las barras se podían ver desde el lugar santo, que estaba delante del santuario interior, mas no se podían ver desde afuera; y allí están hasta hoy.
9 En el arca no había más que las dos tablas de piedra que Moisés puso allí en Horeb, donde el Señor hizo pacto con los hijos de Israel cuando salieron de la tierra de Egipto.
10 Y sucedió que cuando los sacerdotes salieron del lugar santo, la nube llenó la casa del Señor
11 y los sacerdotes no pudieron quedarse a ministrar a causa de la nube, porque la gloria del Señor llenaba la casa del Señor.
12 Entonces Salomón dijo: El Señor ha dicho que El moraría en la densa nube.
13 Ciertamente yo te he edificado una casa majestuosa, un lugar para tu morada para siempre.
14 Después el rey se volvió y bendijo a toda la asamblea de Israel, mientras toda la asamblea de Israel estaba de pie,
15 y dijo: Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que habló por su boca a mi padre David y por su mano lo ha cumplido, cuando dijo:
16 “Desde el día en que saqué a mi pueblo Israel de Egipto, no escogí ninguna ciudad de entre todas las tribus de Israel en la cual edificar una casa para que mi nombre estuviera allí, mas escogí a David para que estuviera sobre mi pueblo Israel.”
17 Y mi padre David tuvo en su corazón edificar una casa al nombre del Señor, Dios de Israel.
18 Pero el Señor dijo a mi padre David: “Por cuanto tuviste en tu corazón edificar una casa a mi nombre, bien hiciste en desearlo en tu corazón.
19 “Sin embargo, tú no edificarás la casa, sino que tu hijo que te nacerá, él edificará la casa a mi nombre.”
20 Ahora el Señor ha cumplido la palabra que había dicho, pues yo me he levantado en lugar de mi padre David y me he sentado en el trono de Israel, como el Señor prometió, y he edificado la casa al nombre del Señor, Dios de Israel.
21 Y he puesto allí un lugar para el arca, en la cual está el pacto del Señor que El hizo con nuestros padres cuando los trajo de la tierra de Egipto.
22 Entonces Salomón se puso delante del altar del Señor en presencia de toda la asamblea de Israel y extendió las manos al cielo.
23 Y dijo: Oh Señor, Dios de Israel, no hay Dios como tú ni arriba en los cielos ni abajo en la tierra, que guardas el pacto y muestras misericordia a tus siervos que andan delante de ti con todo su corazón,
24 que has cumplido con tu siervo David mi padre lo que le prometiste; ciertamente has hablado con tu boca y lo has cumplido con tu mano como sucede hoy.
25 Ahora pues, oh Señor, Dios de Israel, cumple con tu siervo David mi padre lo que le prometiste, diciendo: “No te faltará quien se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden su camino para andar delante de mí como tú has andado delante de mí.”
26 Ahora pues, oh Dios de Israel, te ruego que se cumpla tu palabra que hablaste a tu siervo, mi padre David.
27 Pero, ¿morará verdaderamente Dios sobre la tierra? He aquí, los cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener, cuánto menos esta casa que yo he edificado.
28 No obstante, atiende a la oración de tu siervo y a su súplica, oh Señor Dios mío, para que oigas el clamor y la oración que tu siervo hace hoy delante de ti;
29 que tus ojos estén abiertos noche y día hacia esta casa, hacia el lugar del cual has dicho: “Mi nombre estará allí,” para que oigas la oración que tu siervo haga hacia este lugar.
30 Y escucha la súplica de tu siervo y de tu pueblo Israel cuando oren hacia este lugar; escucha tú en el lugar de tu morada, en los cielos; escucha y perdona.
31 Si alguno peca contra su prójimo y se le exige juramento, y viene y jura delante de tu altar en esta casa,
32 escucha tú desde los cielos y obra y juzga a tus siervos, condenando al impío haciendo recaer su conducta sobre su cabeza, y justificando al justo dándole conforme a su justicia.
33 Cuando tu pueblo Israel sea derrotado delante de un enemigo por haber pecado contra ti, si se vuelven a ti y confiesan tu nombre, y oran y te hacen súplica en esta casa,
34 escucha tú desde los cielos y perdona el pecado de tu pueblo Israel, y hazlos volver a la tierra que diste a sus padres.
35 Cuando los cielos estén cerrados y no haya lluvia por haber ellos pecado contra ti, y oren hacia este lugar y confiesen tu nombre, y se vuelvan de su pecado cuando tú los aflijas,
36 escucha tú desde los cielos y perdona el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel; sí, enséñales el buen camino por el que deben andar. Y envía lluvia sobre tu tierra, la que diste a tu pueblo por heredad.
37 Si hay hambre en la tierra, si hay pestilencia, si hay tizón o añublo, langosta o saltamontes, si su enemigo los sitia en la tierra de sus ciudades, cualquier plaga, cualquier enfermedad que haya,
38 toda oración o toda súplica que sea hecha por cualquier hombre o por todo tu pueblo Israel, conociendo cada cual la aflicción de su corazón, y extendiendo sus manos hacia esta casa,
39 escucha tú desde los cielos, el lugar de tu morada, y perdona, actúa y da a cada uno conforme a todos sus caminos, ya que conoces su corazón (porque sólo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres),
40 para que te teman todos los días que vivan sobre la faz de la tierra que diste a nuestros padres.
41 También en cuanto al extranjero que no es de tu pueblo Israel, cuando venga de una tierra lejana a causa de tu nombre
42 (porque oirán de tu gran nombre, de tu mano poderosa y de tu brazo extendido), y venga a orar a esta casa,
43 escucha tú desde los cielos, el lugar de tu morada, y haz conforme a todo lo que el extranjero te pida, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre para que te teman, como te teme tu pueblo Israel, y para que sepan que tu nombre es invocado sobre esta casa que he edificado.
44 Cuando tu pueblo salga a la batalla contra su enemigo, por cualquier camino que tú los envíes, y oren al Señor vueltos hacia la ciudad que tú has escogido y hacia la casa que he edificado a tu nombre,
45 escucha desde los cielos su oración y su súplica, y hazles justicia.
46 Cuando pequen contra ti (pues no hay hombre que no peque) y estés airado contra ellos, y los entregues delante del enemigo, y éstos los lleven cautivos a la tierra del enemigo, lejos o cerca,
47 si recapacitan en la tierra adonde hayan sido llevados cautivos, y se arrepienten y te hacen súplica en la tierra de los que los llevaron cautivos, diciendo: “Hemos pecado y hemos cometido iniquidad, hemos obrado perversamente”,
48 si se vuelven a ti con todo su corazón y con toda su alma en la tierra de sus enemigos que los llevaron cautivos, y oran a ti vueltos hacia la tierra que diste a sus padres, hacia la ciudad que has escogido, y hacia la casa que he edificado a tu nombre,
49 entonces escucha tú desde los cielos, el lugar de tu morada, su oración y su súplica y hazles justicia,
50 y perdona a tu pueblo que ha pecado contra ti, todas las transgresiones que hayan cometido contra ti, y hazlos objeto de compasión ante los que los llevaron cautivos, para que tengan compasión de ellos
51 (porque ellos son tu pueblo y tu heredad que sacaste de Egipto, de en medio del horno de hierro).
52 Que tus ojos estén abiertos a la súplica de tu siervo y a la súplica de tu pueblo Israel, para escucharlos siempre que te invoquen.
53 Pues tú los has separado de entre todos los pueblos de la tierra como tu heredad, como lo dijiste por medio[ae] de tu siervo Moisés, cuando sacaste a nuestros padres de Egipto, oh Señor Dios.
54 Y sucedió que cuando Salomón terminó de decir toda esta oración y súplica al Señor, se levantó de delante del altar del Señor, de estar de rodillas con sus manos extendidas hacia el cielo.
55 Y se puso de pie y bendijo a toda la asamblea de Israel en alta voz, diciendo:
56 Bendito sea el Señor, que ha dado reposo a su pueblo Israel, conforme a todo lo que prometió; ninguna palabra ha fallado de toda su buena promesa que hizo por medio de su siervo Moisés.
57 Que el Señor nuestro Dios esté con nosotros, como estuvo con nuestros padres; que no nos deje ni nos abandone,
58 para que incline nuestro corazón hacia El, para que andemos en todos sus caminos y para que guardemos sus mandamientos, sus estatutos y sus preceptos que ordenó a nuestros padres.
59 Y que estas palabras mías, con las que he suplicado delante del Señor, estén cerca del Señor nuestro Dios día y noche, para que El haga justicia a su siervo y justicia a su pueblo Israel, según las necesidades de cada día,
60 a fin de que todos los pueblos de la tierra sepan que el Señor es Dios; no hay otro.
61 Estén, pues, vuestros corazones enteramente dedicados al Señor nuestro Dios, para que andemos en sus estatutos y guardemos sus mandamientos, como en este día.
62 Y el rey y todo Israel con él ofrecieron sacrificios delante del Señor.
63 Y Salomón ofreció como sacrificio de las ofrendas de paz, que él ofreció al Señor, veintidós mil bueyes y ciento veinte mil ovejas. Así dedicaron la casa del Señor el rey y todos los hijos de Israel.
64 Aquel día el rey consagró la parte central del atrio que estaba delante de la casa del Señor, pues allí ofreció el holocausto, la ofrenda de cereal y la grosura de las ofrendas de paz; porque el altar de bronce que estaba delante del Señor era demasiado pequeño para contener el holocausto, la ofrenda de cereal y la grosura de las ofrendas de paz.
65 Así Salomón celebró la fiesta en aquella ocasión, y todo Israel con él, una gran asamblea desde la entrada de Hamat hasta el torrente de Egipto, delante del Señor nuestro Dios, por siete días y siete días más, o sea catorce días.
66 Al octavo día despidió al pueblo. Ellos bendijeron al rey, y se fueron a sus tiendas gozosos y alegres de corazón por todo el bien que el Señor había mostrado a su siervo David y a su pueblo Israel.
Efesios 5
1 Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados;
2 y andad en amor, así como también Cristo os amó y se dio a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios, como fragante aroma.
3 Pero que la inmoralidad, y toda impureza o avaricia, ni siquiera se mencionen entre vosotros, como corresponde a los santos;
4 ni obscenidades, ni necedades, ni groserías, que no son apropiadas, sino más bien acciones de gracias.
5 Porque con certeza sabéis esto: que ningún inmoral, impuro, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.
6 Que nadie os engañe con palabras vanas, pues por causa de estas cosas la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia.
7 Por tanto, no seáis partícipes con ellos;
8 porque antes erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de la luz
9 (porque el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad),
10 examinando qué es lo que agrada al Señor.
11 Y no participéis en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien, desenmascaradlas;
12 porque es vergonzoso aun hablar de las cosas que ellos hacen en secreto.
13 Pero todas las cosas se hacen visibles cuando son expuestas por la luz, pues todo lo que se hace visible es luz.
14 Por esta razón dice: Despierta, tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo.
15 Por tanto, tened cuidado cómo andáis; no como insensatos, sino como sabios,
16 aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.
17 Así pues, no seáis necios, sino entended cuál es la voluntad del Señor.
18 Y no os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución, sino sed llenos del Espíritu,
19 hablando entre vosotros con salmos, himnos y cantos espirituales, cantando y alabando con vuestro corazón al Señor;
20 dando siempre gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a Dios, el Padre;
21 sometiéndoos unos a otros en el temor de Cristo.
22 Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos como al Señor.
23 Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, siendo El mismo el Salvador del cuerpo.
24 Pero así como la iglesia está sujeta a Cristo, también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo.
25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella,
26 para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra,
27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada.
28 Así también deben amar los maridos a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.
29 Porque nadie aborreció jamás su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida, así como también Cristo a la iglesia;
30 porque somos miembros de su cuerpo.
31 Por esto el hombre dejara a su padre y a su madre, y se unira a su mujer, y los dos seran una sola carne.
32 Grande es este misterio, pero hablo con referencia a Cristo y a la iglesia.
33 En todo caso, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete a su marido.
Ezequiel 38
1 Y vino a mí la palabra del Señor, diciendo:
2 Hijo de hombre, pon tu rostro hacia Gog, de la tierra de Magog, príncipe de Ros, Mesec y Tubal, y profetiza contra él,
3 y di: “Así dice el Señor Dios: ‘He aquí estoy contra ti, oh Gog, príncipe de Ros, Mesec y Tubal.
4 ‘Te haré dar vuelta, pondré garfios en tus quijadas y te sacaré con todo tu ejército, caballos y jinetes, todos ellos bien equipados; una gran compañía con pavés y escudo, todos ellos empuñando espada;
5 Persia, Etiopía y Fut con ellos, todos con escudo y yelmo;
6 Gomer con todas sus tropas, Bet-togarmá, de las partes remotas del norte, con todas sus tropas; muchos pueblos están contigo.
7 ‘Disponte y prepárate, tú y toda la multitud que se ha reunido alrededor tuyo, y sé para ellos guarda.
8 ‘Al cabo de muchos días recibirás órdenes; al fin de los años vendrás a la tierra recuperada de la espada, cuyos habitantes han sido recogidos de muchas naciones en los montes de Israel, que habían sido una desolación continua. Este pueblo fue sacado de entre las naciones y habitan seguros todos ellos.
9 ‘Tú subirás y vendrás como una tempestad; serás como una nube que cubre la tierra, tú y todas tus tropas, y muchos pueblos contigo.’
10 “Así dice el Señor Dios: ‘Sucederá en aquel día que pensamientos vendrán a tu mente y concebirás un plan malvado,
11 y dirás: “Subiré contra una tierra indefensa. Iré contra los que viven tranquilos, que habitan confiados, que habitan todos ellos sin murallas, sin cerrojos ni puertas;
12 para tomar botín y para proceder al saqueo, para volver tu mano contra los lugares desolados, ahora poblados, y contra el pueblo reunido de entre las naciones, que ha adquirido ganado y posesiones, que habita en medio de la tierra.”
13 ‘Sabá y Dedán, y los mercaderes de Tarsis con todos sus pueblos te dirán: “¿Has venido para tomar botín? ¿Has reunido tu compañía para saquear, para llevar plata y oro, para llevar ganado y posesiones, para tomar gran botín?”
14 Por tanto, profetiza, hijo de hombre, y di a Gog: “Así dice el Señor Dios: ‘En aquel día cuando mi pueblo Israel habite seguro, ¿no lo sabrás tú?
15 ‘Vendrás de tu lugar de las partes remotas del norte, tú y mucha gente contigo, todos montados a caballo, una gran multitud y un poderoso ejército;
16 y subirás contra mi pueblo Israel como una nube para cubrir la tierra. Sucederá en los postreros días que te traeré contra mi tierra, para que las naciones me conozcan cuando yo sea santificado por medio de ti ante sus ojos, oh Gog.’
17 “Así dice el Señor Dios: ‘¿Eres tú aquel de quien hablé en tiempos pasados por medio de mis siervos los profetas de Israel, que profetizaron en aquellos días, durante años, que yo te traería contra ellos?
18 ‘Sucederá en aquel día cuando venga Gog contra la tierra de Israel’ —declara el Señor Dios— ‘que subirá mi furor y mi ira.
19 ‘Y en mi celo y en el fuego de mi furor declaro que ciertamente en aquel día habrá un gran terremoto en la tierra de Israel.
20 ‘Y los peces del mar, las aves del cielo, las bestias del campo y todos los animales que se arrastran sobre la tierra, y todos los hombres sobre la faz de la tierra temblarán en mi presencia; también se derrumbarán los montes, se desplomarán los precipicios y todo muro caerá por tierra.
21 ‘Y en todos mis montes llamaré contra él la espada’ —declara el Señor Dios. ‘La espada de cada cual se volverá contra su hermano.
22 ‘Con pestilencia y con sangre haré juicio contra él; haré caer una lluvia torrencial, de piedras de granizo, fuego y azufre sobre él, sobre sus tropas, y sobre los muchos pueblos que están con él.
23 ‘Y mostraré mi grandeza y santidad, y me daré a conocer a los ojos de muchas naciones; y sabrán que yo soy el Señor.’
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