Ricardo: «Yo pensaba que tenía una vida feliz. No me daba cuenta de que mis problemas me estaban llevando al fondo del pozo; veía al vicio del alcohol como algo bueno, pero era todo lo contrario. Me generaba problemas en mi matrimonio, con mis hijos y en el área económica, tenía deudas con cinco tarjetas de crédito.
Cuando me sumergía en el alcohol me iba de fiestas y pasaba tres días sin dormir. Esa era mi “felicidad”, pero en realidad me hundía más. Eso causaba problemas entre mis familiares. Mi esposa deseaba que saliera a la calle y alguien me matara para acabar con el problema que yo generaba.
Por las noches, me costaba dormir. Eso me llevaba a seguir bebiendo y haciendo cosas indebidas. Mi mayor problema fue haber estado internado en el hospital a causa de un doble ACV provocado por los vicios y la depresión acumulada. Quedé con la mitad del cuerpo paralizado, no movía el brazo ni la pierna. Cuando recibí el alta médica, los doctores me dijeron que lo que no pudiera recuperar en rehabilitación no lo recuperaría más.
En ese momento, sentí que mi vida no tenía sentido. Al encontrarme en esas condiciones, sin poder moverme y con la necesidad de que alguien me asistiera, mi autoestima se vino abajo. Decidí buscar ayuda; aunque mi familia me apoyaba, necesitaba algo más. Gracias a una invitación que recibí mientras estaba internado, llegué a la reunión de la Cura de los Vicios.
Comencé a asistir todas las semanas y a poner en práctica lo que se decía. No fue fácil, pero usé mi fe y, gracias a Dios, mi vida cambió. Dejé los vicios, pagué las deudas, recuperé mi matrimonio y mi familia, y mi salud se ha recuperado sin secuelas. Allí encontré una solución para mi vida».
El asiste a la Iglesia Universal ubicada en Avenida Centenario 567, San Isidro.
Para ponerles fin a los vicios, iniciá el tratamiento gratuito, el domingo a las 15 h en Av. Corrientes 4070 – Almagro.
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