Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
1° Reyes 14
1 Por aquel tiempo Abías, hijo de Jeroboam, se enfermó.
2 Y Jeroboam dijo a su mujer: Levántate ahora y disfrázate para que no conozcan que eres la mujer de Jeroboam, y ve a Silo; he aquí, allí está el profeta Ahías, que dijo de mí que yo sería rey sobre este pueblo.
3 Toma en tus manos diez panes, tortas y un jarro de miel, y ve a él. El te dirá lo que le ha de suceder al niño.
4 Así lo hizo la mujer de Jeroboam; se levantó, fue a Silo y llegó a casa de Ahías. Y Ahías no podía ver porque sus ojos se habían nublado a causa de su vejez.
5 Mas el Señor había dicho a Ahías: He aquí, la mujer de Jeroboam viene a consultarte sobre su hijo, pues está enfermo. Esto y esto le dirás, pues será que cuando ella venga, fingirá ser otra mujer.
6 Y sucedió que cuando Ahías oyó el ruido de los pasos de ella al entrar por la puerta, dijo: Entra, mujer de Jeroboam. ¿Por qué finges ser otra mujer? Pues he sido enviado a ti con un duro mensaje.
7 Ve, di a Jeroboam: “Así dice el Señor, Dios de Israel: ‘Por cuanto te levanté de entre el pueblo y te hice príncipe sobre mi pueblo Israel,
8 y arranqué el reino de la casa de David y te lo di a ti, pero tú no has sido como mi siervo David, que guardó mis mandamientos y me siguió de todo corazón, para hacer sólo lo que era recto a mis ojos;
9 sino que has hecho más mal que todos los que fueron antes de ti, y fuiste e hiciste para ti otros dioses e imágenes fundidas para provocarme a ira, y me arrojaste detrás de tus espaldas;
10 por tanto, he aquí, traigo mal sobre la casa de Jeroboam, y cortaré de Jeroboam a todo varón, tanto esclavo como libre en Israel; barreré completamente la casa de Jeroboam, como se barre el estiércol hasta que desaparece del todo.
11 ‘Cualquiera de los de Jeroboam que muera en la ciudad, se lo comerán los perros. Y el que muera en el campo, se lo comerán las aves del cielo; porque el Señor ha hablado.’
12 Y tú, levántate, vete a tu casa. Cuando tus pies entren en la ciudad, el niño morirá.
13 Y todo Israel hará duelo por él y lo sepultarán, pues sólo éste de la familia de Jeroboam irá a la sepultura, porque de la casa de Jeroboam, sólo en él fue hallado algo bueno hacia el Señor, Dios de Israel.
14 Y el Señor levantará para sí un rey sobre Israel que destruirá la casa de Jeroboam en este día, y de ahora en adelante.
15 El Señor, pues, herirá a Israel, como se agita una caña en el agua, y El arrancará a Israel de esta buena tierra que dio a sus padres, y los esparcirá más allá del río Eufrates, porque han hecho sus Aseras, provocando a ira al Señor.
16 Y abandonará a Israel a causa de los pecados que cometió Jeroboam y con los cuales hizo pecar a Israel.
17 Entonces la mujer de Jeroboam se levantó, se fue y llegó a Tirsa. Y al entrar ella por el umbral de la casa, el niño murió.
18 Y todo Israel lo sepultó e hizo duelo por él, conforme a la palabra que el Señor había hablado por medio de su siervo, el profeta Ahías.
19 Los demás hechos de Jeroboam, cómo guerreó y cómo reinó, he aquí, están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel.
20 El tiempo que Jeroboam reinó fue veintidós años, y durmió con sus padres; y su hijo Nadab reinó en su lugar.
21 Y Roboam, hijo de Salomón, reinó en Judá. Roboam tenía cuarenta y un años cuando comenzó a reinar, y reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad que el Señor había escogido de entre todas las tribus de Israel para poner allí su nombre. El nombre de su madre era Naama, amonita.
22 Judá hizo lo malo ante los ojos del Señor, y le provocaron a celos más que todo lo que sus padres le habían provocado con los pecados que habían hecho.
23 Porque ellos también edificaron para sí lugares altos, pilares sagrados y Aseras en toda colina alta y bajo todo árbol frondoso.
24 Hubo también en la tierra sodomitas de cultos paganos. Hicieron conforme a todas las abominaciones de las naciones que el Señor había echado delante de los hijos de Israel.
25 Y sucedió que en el quinto año del rey Roboam, Sisac, rey de Egipto, subió contra Jerusalén.
26 Y tomó los tesoros de la casa del Señor y los tesoros del palacio del rey; se apoderó de todo, llevándose aun todos los escudos de oro que había hecho Salomón.
27 Entonces el rey Roboam hizo escudos de bronce en su lugar, y los entregó al cuidado de los jefes de la guardia que custodiaban la entrada de la casa del rey.
28 Y sucedía que cuando el rey entraba en la casa del Señor, los de la guardia los llevaban; después los devolvían a la sala de los de la guardia.
29 Los demás hechos de Roboam y todo lo que hizo, ¿no están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Judá?
30 Y hubo guerra continua entre Roboam y Jeroboam.
31 Y durmió Roboam con sus padres y fue sepultado con sus padres en la ciudad de David; y el nombre de su madre era Naama, amonita. Y su hijo Abiam reinó en su lugar.
Colosenses 1
1 Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo,
2 a los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas: Gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre.
3 Damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, orando siempre por vosotros,
4 al oír de vuestra fe en Cristo Jesús y del amor que tenéis por todos los santos,
5 a causa de la esperanza reservada para vosotros en los cielos, de la cual oísteis antes en la palabra de verdad, el evangelio
6 que ha llegado hasta vosotros. Así como en todo el mundo está dando fruto constantemente y creciendo, así lo ha estado haciendo también en vosotros, desde el día que oísteis y comprendisteis la gracia de Dios en verdad;
7 tal como lo aprendisteis de Epafras, nuestro amado consiervo, quien es fiel servidor de Cristo de parte nuestra,
8 el cual también nos informó acerca de vuestro amor en el Espíritu.
9 Por esta razón, también nosotros, desde el día que lo supimos, no hemos cesado de orar por vosotros y de rogar que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría y comprensión espiritual,
10 para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, dando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios;
11 fortalecidos con todo poder según la potencia de su gloria, para obtener toda perseverancia y paciencia, con gozo
12 dando gracias al Padre que nos ha capacitado para compartir la herencia de los santos en luz.
13 Porque El nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de su Hijo amado,
14 en quien tenemos redención: el perdón de los pecados.
15 El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.
16 Porque en El fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de El y para El.
17 Y El es antes de todas las cosas, y en El todas las cosas permanecen.
18 El es también la cabeza del cuerpo que es la iglesia; y El es el principio, el primogénito de entre los muertos, a fin de que El tenga en todo la primacía.
19 Porque agradó al Padre que en El habitara toda la plenitud,
20 y por medio de El reconciliar todas las cosas consigo, habiendo hecho la paz por medio de la sangre de su cruz, por medio de El, repito, ya sean las que están en la tierra o las que están en los cielos.
21 Y aunque vosotros antes estabais alejados y erais de ánimo hostil, ocupados en malas obras,
22 sin embargo, ahora El os ha reconciliado en su cuerpo de carne, mediante su muerte, a fin de presentaros santos, sin mancha e irreprensibles delante de El,
23 si en verdad permanecéis en la fe bien cimentados y constantes, sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, que fue proclamado a toda la creación debajo del cielo, y del cual yo, Pablo, fui hecho ministro.
24 Ahora me alegro de mis sufrimientos por vosotros, y en mi carne, completando lo que falta de las aflicciones de Cristo, hago mi parte por su cuerpo, que es la iglesia,
25 de la cual fui hecho ministro conforme a la administración de Dios que me fue dada para beneficio vuestro, a fin de llevar a cabo la predicación de la palabra de Dios,
26 es decir, el misterio que ha estado oculto desde los siglos y generaciones pasadas, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos,
27 a quienes Dios quiso dar a conocer cuáles son las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo en vosotros, la esperanza de la gloria.
28 A El nosotros proclamamos, amonestando a todos los hombres, y enseñando a todos los hombres con toda sabiduría, a fin de poder presentar a todo hombre perfecto en Cristo.
29 Y con este fin también trabajo, esforzándome según su poder que obra poderosamente en mí.
Ezequiel 44
1 Entonces me hizo volver por el camino de la puerta exterior del santuario que da hacia el oriente, y estaba cerrada.
2 Y el Señor me dijo: Esta puerta estará cerrada; no se abrirá y nadie entrará por ella, porque el Señor, Dios de Israel, ha entrado por ella; por eso permanecerá cerrada.
3 En cuanto al príncipe, él, como príncipe, se sentará allí para comer pan delante del Señor; entrará por el camino del vestíbulo de la puerta y por el mismo camino saldrá.
4 Luego me llevó por el camino de la puerta del norte al frente del templo; miré, y he aquí, la gloria del Señor llenaba la casa del Señor, y me postré sobre mi rostro.
5 Y el Señor me dijo: Hijo de hombre, pon atención, mira con tus ojos y oye con tus oídos todo lo que te digo acerca de todos los estatutos de la casa del Señor y acerca de todas sus leyes; y fíjate bien en cuanto a la entrada del templo y a todas las salidas del santuario.
6 Y dirás a los rebeldes, a la casa de Israel: “Así dice el Señor Dios: ‘Son ya demasiadas todas vuestras abominaciones, oh casa de Israel,
7 cuando introdujisteis extranjeros, incircuncisos de corazón e incircuncisos de carne, para que estuvieran en mi santuario y profanaran mi casa; cuando les ofrecisteis mi alimento, la grosura y la sangre; invalidasteis, pues, mi pacto; esto además de todas vuestras abominaciones.
8 ‘No os habéis ocupado de guardar mis cosas sagradas, sino que habéis puesto extranjeros como guardas de mis ordenanzas en mi santuario.’
9 “Así dice el Señor Dios: ‘Ningún extranjero, incircunciso de corazón e incircunciso de carne, entrará en mi santuario; ninguno de los extranjeros que están entre los hijos de Israel.
10 ‘Y los levitas que se alejaron de mí cuando Israel se descarriaba, que se alejaron de mí tras sus ídolos, llevarán el castigo por su iniquidad.
11 ‘Serán servidores en mi santuario, encargados de las puertas del templo y servidores en el templo; ofrecerán el holocausto y el sacrificio para el pueblo, y estarán delante de ellos para servirles.
12 ‘Por cuanto les sirvieron delante de sus ídolos, y fueron tropezadero de iniquidad para la casa de Israel, por tanto he jurado contra ellos,’ —declara el Señor Dios— ‘que llevarán el castigo por su iniquidad.
13 ‘No se acercarán a mí para servirme de sacerdotes, ni se acercarán a ninguna de mis cosas santas, ni a las cosas santísimas, sino que cargarán su ignominia y las abominaciones que han cometido.
14 ‘Los pondré como guardas de las ordenanzas del templo, de todo su servicio y de todo lo que se ha de hacer en él.
15 ‘Pero los sacerdotes levitas, hijos de Sadoc, que se ocupaban de guardar mi santuario cuando los hijos de Israel se alejaron de mí, se acercarán a mí para servirme, y estarán delante de mí para ofrecerme la grosura y la sangre’ —declara el Señor Dios.
16 ‘Ellos entrarán en mi santuario, y se acercarán a mi mesa para servirme y guardar mis ordenanzas.
17 ‘Y cuando entren por las puertas del atrio interior, se pondrán vestiduras de lino; no se pondrán lana mientras estén sirviendo en las puertas del atrio interior y en el templo. 18 ‘Llevarán turbantes de lino sobre sus cabezas, y calzoncillos de lino sobre sus lomos; no se ceñirán de nada que los haga sudar.
19 ‘Cuando salgan al atrio exterior, al atrio exterior donde está el pueblo, se quitarán las vestiduras con que han estado sirviendo y las dejarán en las cámaras sagradas, y se pondrán otras vestiduras a fin de no santificar al pueblo con sus vestiduras.
20 ‘No se afeitarán la cabeza, ni se dejarán crecer el cabello; sólo se recortarán el pelo de su cabeza.
21 ‘Ningún sacerdote beberá vino cuando entre al atrio interior.
22 ‘No tomará por mujer ni a viuda ni a divorciada, sino que tomará a una virgen del linaje de la casa de Israel, o a una viuda que sea viuda de sacerdote.
23 ‘Enseñarán a mi pueblo a discernir entre lo sagrado y lo profano, y harán que ellos sepan distinguir entre lo inmundo y lo limpio.
24 ‘En un pleito actuarán como jueces; lo decidirán conforme a mis ordenanzas. También guardarán mis leyes y mis estatutos en todas mis fiestas señaladas, y santificarán mis días de reposo.
25 ‘No se acercarán a persona muerta para no contaminarse; pero por el padre, la madre, el hijo, la hija, el hermano, la hermana que no tenga marido, sí podrán contaminarse.
26 ‘Después de haberse purificado, se le contarán siete días.
27 ‘Y el día que entre en el santuario, en el atrio interior, para ministrar en el santuario, ofrecerá su ofrenda por el pecado’ —declara el Señor Dios.
28 ‘Y con respecto a la heredad para ellos, yo soy su heredad; no les daréis posesión en Israel: yo soy su posesión.
29 ‘Comerán la ofrenda de cereal, la ofrenda por el pecado y la ofrenda por la culpa; toda cosa consagrada en Israel será de ellos.
30 ‘Y las primicias de todos los primeros frutos de todo, y de toda clase de ofrenda de vuestras ofrendas, serán para los sacerdotes; también daréis al sacerdote las primicias de vuestras masas para que haga reposar una bendición sobre vuestra casa.
31 ‘Los sacerdotes no comerán el cuerpo muerto o despedazado de ninguna ave ni de ningún animal.
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