Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
1° Reyes 18
1 Y sucedió que después de muchos días, la palabra del Señor vino a Elías en el tercer año, diciendo: Ve, muéstrate a Acab, y enviaré lluvia sobre la faz de la tierra.
2 Y Elías fue a mostrarse a Acab. Y el hambre era intensa en Samaria.
3 Y Acab llamó a Abdías que era mayordomo de la casa. (Y Abdías temía en gran manera al Señor;
4 pues sucedió que cuando Jezabel destruyó a los profetas del Señor, Abdías tomó a cien profetas y los escondió de cincuenta en cincuenta en una cueva, y los sustentó con pan y agua.)
5 Entonces Acab dijo a Abdías: Ve por la tierra a todas las fuentes de agua y a todos los valles; quizá hallaremos hierba y conservaremos con vida los caballos y los mulos, y no tendremos que matar parte del ganado.
6 Y dividieron la tierra entre ellos para recorrerla; Acab se fue solo por un camino, y Abdías se fue solo por otro.
7 Y estando Abdías en el camino, he aquí, Elías le salió al encuentro, y Abdías lo reconoció y cayó sobre su rostro, y dijo: ¿Eres tú Elías, mi señor?
8 Y él le respondió: Yo soy. Ve, di a tu señor: “Aquí está Elías.”
9 Y él dijo: ¿Qué pecado he cometido, que entregas a tu siervo en manos de Acab para que me mate?
10 Vive el Señor tu Dios, que no hay nación ni reino adonde mi señor no haya enviado a buscarte; y cuando decían: “No está aquí”, hacía jurar al reino o a la nación que no te habían hallado.
11 Y ahora dices: “Ve, di a tu señor: ‘Aquí está Elías.’”
12 Y sucederá que cuando te deje, el Espíritu del Señor te llevará adonde yo no sepa; así que cuando yo vaya y se lo diga a Acab y él no pueda encontrarte, me matará, aunque yo tu siervo he temido al Señor desde mi juventud.
13 ¿No le han contado a mi señor lo que hice cuando Jezabel mató a los profetas del Señor, que escondí a cien de los profetas del Señor de cincuenta en cincuenta en una cueva, y los sustenté con pan y agua?
14 Y ahora dices: “Ve, di a tu señor: ‘Aquí está Elías’”; entonces me matará.
15 Y Elías dijo: Vive el Señor de los ejércitos, delante de quien estoy, que hoy ciertamente me mostraré a él.
16 Abdías fue al encuentro de Acab, y le dio aviso; y Acab fue al encuentro de Elías.
17 Y sucedió que cuando Acab vio a Elías, Acab le dijo: ¿Eres tú, perturbador de Israel?
18 Y él respondió: Yo no he perturbado a Israel, sino tú y la casa de tu padre, porque habéis abandonado los mandamientos del Señor y habéis seguido a los baales.
19 Ahora pues, envía a reunir conmigo a todo Israel en el monte Carmelo, junto con cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y cuatrocientos profetas de la Asera que comen a la mesa de Jezabel.
20 Acab envió mensaje a todos los hijos de Israel y reunió a los profetas en el monte Carmelo.
21 Elías se acercó a todo el pueblo y dijo: ¿Hasta cuándo vacilaréis entre dos opiniones? Si el Señor es Dios, seguidle; y si Baal, seguidle a él. Pero el pueblo no le respondió ni una palabra.
22 Entonces Elías dijo al pueblo: Solo yo he quedado como profeta del Señor, pero los profetas de Baal son cuatrocientos cincuenta hombres.
23 Que nos den, pues, dos novillos; que escojan un novillo para ellos y lo despedacen, y lo coloquen sobre la leña, pero que no le pongan fuego debajo; y yo prepararé el otro novillo y lo colocaré sobre la leña, y no le pondré fuego.
24 Entonces invocad el nombre de vuestro dios, y yo invocaré el nombre del Señor; y el Dios que responda por fuego, ése es Dios. Y todo el pueblo respondió y dijo: La idea es buena.
25 Y Elías dijo a los profetas de Baal: Escoged un novillo para vosotros y preparadlo primero, pues sois los más, e invocad el nombre de vuestro dios, pero no le pongáis fuego.
26 Entonces tomaron el novillo que les dieron y lo prepararon, e invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: Oh Baal, respóndenos. Pero no hubo voz ni nadie respondió. Y danzaban alrededor del altar que habían hecho.
27 Y sucedió que ya al mediodía, Elías se burlaba de ellos y decía: Clamad en voz alta, pues es un dios; tal vez estará meditando o se habrá desviado, o estará de viaje, quizá esté dormido y habrá que despertarlo.
28 Y gritaban a grandes voces y se sajaban, según su costumbre, con espadas y lanzas hasta que la sangre chorreaba sobre ellos.
29 Y sucedió que pasado el mediodía, se pusieron a gritar frenéticamente hasta la hora de ofrecerse el sacrificio de la tarde; pero no hubo voz, ni nadie respondió ni nadie hizo caso.
30 Entonces Elías dijo a todo el pueblo: Acercaos a mí. Y todo el pueblo se acercó a él. Y reparó el altar del Señor que había sido derribado.
31 Elías tomó doce piedras conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, a quien había venido la palabra del Señor, diciendo: Israel será tu nombre.
32 Y con las piedras edificó un altar en el nombre del Señor, e hizo una zanja alrededor del altar, suficientemente grande para contener dos medidas de semilla.
33 Dispuso después la leña, cortó el novillo en pedazos y lo colocó sobre la leña.
34 Y dijo: Llenad cuatro cántaros de agua y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña. Después dijo: Hacedlo por segunda vez; y lo hicieron por segunda vez. Y añadió: Hacedlo por tercera vez; y lo hicieron por tercera vez.
35 El agua corría alrededor del altar, y también llenó la zanja de agua.
36 Y sucedió que a la hora de ofrecerse el sacrificio de la tarde, el profeta Elías se acercó y dijo: Oh Señor, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, que se sepa hoy que tú eres Dios en Israel, que yo soy tu siervo y que he hecho todas estas cosas por palabra tuya.
37 Respóndeme, oh Señor, respóndeme, para que este pueblo sepa que tú, oh Señor, eres Dios, y que has hecho volver sus corazones.
38 Entonces cayó el fuego del Señor, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y lamió el agua de la zanja.
39 Cuando todo el pueblo lo vio, se postraron sobre su rostro y dijeron: El Señor, El es Dios; el Señor, El es Dios.
40 Entonces Elías les dijo: Prended a los profetas de Baal, que no se escape ninguno de ellos. Los prendieron, y Elías los hizo bajar al torrente Cisón y allí los degolló.
41 Y Elías dijo a Acab: Sube, come y bebe; porque se oye el estruendo de mucha lluvia.
42 Acab subió a comer y a beber, pero Elías subió a la cumbre del Carmelo; y allí se agachó en tierra y puso su rostro entre las rodillas.
43 Y dijo a su criado: Sube ahora, y mira hacia el mar. Y él subió, miró y dijo: No hay nada. Y Elías dijo siete veces: Vuelve a mirar.
44 Y sucedió que a la séptima vez, él dijo: He aquí, una nube tan pequeña como la mano de un hombre sube del mar. Y dijo: Sube, y di a Acab: “Prepara tu carro y desciende, para que la fuerte lluvia no te detenga.”
45 Y sucedió que al poco tiempo, el cielo se oscureció con nubes y viento, y hubo gran lluvia. Y Acab montó en su carro y fue a Jezreel.
46 Y la mano del Señor estaba sobre Elías, el cual ciñó sus lomos y corrió delante de Acab hasta Jezreel.
1° Tesalonicenses 1
1 Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios Padre y en el Señor Jesucristo: Gracia a vosotros y paz.
2 Siempre damos gracias a Dios por todos vosotros, haciendo mención de vosotros en nuestras oraciones;
3 teniendo presente sin cesar delante de nuestro Dios y Padre vuestra obra de fe, vuestro trabajo de amor y la firmeza de vuestra esperanza en nuestro Señor Jesucristo;
4 sabiendo, hermanos amados de Dios, su elección de vosotros,
5 pues nuestro evangelio no vino a vosotros solamente en palabras, sino también en poder y en el Espíritu Santo y con plena convicción; como sabéis qué clase de personas demostramos ser entre vosotros por amor a vosotros.
6 Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, habiendo recibido la palabra, en medio de mucha tribulación, con el gozo del Espíritu Santo,
7 de manera que llegasteis a ser un ejemplo para todos los creyentes en Macedonia y en Acaya.
8 Porque saliendo de vosotros, la palabra del Señor ha resonado, no sólo en Macedonia y Acaya, sino que también por todas partes vuestra fe en Dios se ha divulgado, de modo que nosotros no tenemos necesidad de hablar nada.
9 Pues ellos mismos cuentan acerca de nosotros, de la acogida que tuvimos por parte de vosotros, y de cómo os convertisteis de los ídolos a Dios para servir al Dios vivo y verdadero,
10 y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de entre los muertos, es decir, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.
Ezequiel 48
1 Estos son los nombres de las tribus: desde el extremo norte, junto al camino de Hetlón a Lebo-hamat, hasta Hazar-enán en el límite de Damasco al norte, junto a Hamat, desde el lado oriental hasta el occidental: Dan, una parte.
2 Junto al límite de Dan, desde el lado oriental hasta el lado occidental: Aser, una parte.
3 Junto al límite de Aser, desde el lado oriental hasta el lado occidental: Neftalí, una parte.
4 Junto al límite de Neftalí, desde el lado oriental hasta el lado occidental: Manasés, una parte.
5 Junto al límite de Manasés, desde el lado oriental hasta el lado occidental: Efraín, una parte.
6 Junto al límite de Efraín, desde el lado oriental hasta el lado occidental: Rubén, una parte.
7 Junto al límite de Rubén, desde el lado oriental hasta el lado occidental: Judá, una parte.
8 Y junto al límite de Judá, desde el lado oriental hasta el lado occidental estará la porción que separaréis, de veinticinco mil codos de ancho, y de largo como una de las demás partes, desde el lado oriental hasta el lado occidental; y el santuario estará en medio de ella.
9 La porción que separaréis para el Señor será de veinticinco mil codos de largo y diez mil de ancho.
10 Y la porción sagrada será para éstos, es decir, para los sacerdotes, hacia el norte, de veinticinco mil codos de largo, hacia el occidente de diez mil de ancho, hacia el oriente de diez mil de ancho, y hacia el sur de veinticinco mil de largo; y el santuario del Señor estará en medio de ella.
11 Esta será para los sacerdotes santificados de los hijos de Sadoc, que han guardado mi ordenanza, que no se descarriaron cuando los hijos de Israel se descarriaron, como se descarriaron los levitas.
12 Y será para ellos una porción de la porción de la tierra, un lugar santísimo, junto al límite de los levitas.
13 A lo largo del límite de los sacerdotes, los levitas tendrán veinticinco mil codos de largo y diez mil de ancho. La longitud total será de veinticinco mil codos y la anchura de diez mil.
14 No venderán nada de ella ni la cambiarán, ni cederán esta porción escogida de la tierra, porque es consagrada para el Señor.
15 El resto de cinco mil codos de ancho y de veinticinco mil de largo será para uso común de la ciudad, para viviendas y para pastizales; y la ciudad estará en medio de ella.
16 Y éstas serán sus medidas: al lado norte, cuatro mil quinientos codos, al lado sur, cuatro mil quinientos codos, al lado oriental, cuatro mil quinientos codos, y al lado occidental, cuatro mil quinientos codos.
17 Y la ciudad tendrá pastizales: al norte, doscientos cincuenta codos, al sur, doscientos cincuenta codos, al oriente, doscientos cincuenta codos, y al occidente, doscientos cincuenta codos.
18 Lo que quede de la longitud a lo largo de la porción sagrada será de diez mil codos hacia el oriente y de diez mil hacia el occidente; y estará a lo largo de la porción sagrada. Y sus productos servirán de alimento para los trabajadores de la ciudad.
19 Y los trabajadores de la ciudad, de todas las tribus de Israel, la cultivarán.
20 Toda la porción será de veinticinco mil codos por veinticinco mil; separaréis la porción sagrada, un cuadrado, junto con la propiedad de la ciudad.
21 Y lo que quede será para el príncipe, a uno y otro lado de la porción santa y de la propiedad de la ciudad; a lo largo de los veinticinco mil codos de la porción hasta el límite oriental y hacia el occidente enfrente de los veinticinco mil, hacia el límite occidental, a lo largo de las partes, será para el príncipe. Y la porción sagrada y el santuario del templo estarán en medio de ella.
22 Y excluyendo la propiedad de los levitas y la propiedad de la ciudad que están en medio de lo que pertenece al príncipe, todo lo que está entre el límite de Judá y el límite de Benjamín, será para el príncipe.
23 En cuanto a las demás tribus, desde el lado oriental hasta el lado occidental: Benjamín, una parte.
24 Junto al límite de Benjamín, desde el lado oriental hasta el lado occidental: Simeón, una parte.
25 Junto al límite de Simeón, desde el lado oriental hasta el lado occidental: Isacar, una parte.
26 Junto al límite de Isacar, desde el lado oriental hasta el lado occidental: Zabulón, una parte.
27 Junto al límite de Zabulón, desde el lado oriental hasta el lado occidental: Gad, una parte.
28 Y junto al límite de Gad, al lado sur, hacia el sur, el límite será desde Tamar hasta las aguas de Meriba de Cades, hacia el torrente de Egipto hasta el mar Grande.
29 Esta es la tierra que sortearéis como herencia para las tribus de Israel, y éstas serán sus porciones —declara el Señor Dios.
30 Y estas son las salidas de la ciudad: al lado norte, cuatro mil quinientos codos por medida.
31 Las puertas de la ciudad llevarán los nombres de las tribus de Israel; tres puertas al norte: la puerta de Rubén, una; la puerta de Judá, otra; la puerta de Leví, otra.
32 Al lado oriental, cuatro mil quinientos codos, y tres puertas: la puerta de José, una; la puerta de Benjamín, otra; la puerta de Dan, otra.
33 Al lado sur, cuatro mil quinientos codos por medida, y tres puertas: la puerta de Simeón, una; la puerta de Isacar, otra; la puerta de Zabulón, otra.
34 Y al lado occidental, cuatro mil quinientos codos y sus tres puertas: la puerta de Gad, una; la puerta de Aser, otra; la puerta de Neftalí, otra.
35 La ciudad tendrá dieciocho mil codos en derredor; y el nombre de la ciudad desde ese día será: el Señor está allí.
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