Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
2° Reyes 14
1 En el año segundo de Jeoás, hijo de Joacaz, rey de Israel, comenzó a reinar Amasías, hijo de Joás, rey de Judá.
2 Tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó veintinueve años en Jerusalén. El nombre de su madre era Joadán, de Jerusalén.
3 E hizo lo recto ante los ojos del Señor, pero no como su padre David; hizo conforme a todo lo que su padre Joás había hecho.
4 Sólo que los lugares altos no fueron quitados; todavía el pueblo sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos.
5 Y sucedió que una vez afianzado el reino en su mano, mató a los siervos suyos que habían asesinado al rey su padre.
6 Pero a los hijos de los asesinos no les dio muerte, conforme a lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés, tal como el Señor ordenó, diciendo: No se dará muerte a los padres por los hijos, ni se dará muerte a los hijos por los padres, sino que a cada uno se le dará muerte por su propio pecado.
7 El mató a diez mil de Edom en el valle de Sal y tomó a Sela en batalla, y la llamó Jocteel, hasta hoy.
8 Entonces Amasías envió mensajeros a Jeoás, hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel, diciendo: Ven, veámonos cara a cara.
9 Y Jeoás, rey de Israel, envió mensaje a Amasías, rey de Judá, diciendo: El cardo que estaba en el Líbano envió a decir al cedro que estaba en el Líbano, diciendo: “Da tu hija por mujer a mi hijo.” Pero pasó una fiera que estaba en el Líbano, y pisoteó el cardo.
10 Ciertamente has derrotado a Edom, y tu corazón se ha envanecido. Disfruta tu gloria y quédate en tu casa; pues, ¿por qué quieres provocar el mal de modo que caigas tú y Judá contigo?
11 Pero Amasías no quiso escuchar. Y subió Jeoás, rey de Israel; y él y Amasías, rey de Judá, se enfrentaron en Bet-semes, que pertenece a Judá.
12 Y Judá fue derrotado por Israel, y huyeron cada uno a su tienda.
13 Entonces Jeoás, rey de Israel, capturó a Amasías, rey de Judá, hijo de Joás, hijo de Ocozías, en Bet-semes; y vino a Jerusalén y derribó la muralla de Jerusalén desde la puerta de Efraín hasta la puerta del Angulo, cuatrocientos codos.
14 Y tomó todo el oro, la plata y todos los utensilios que se encontraban en la casa del Señor y en los tesoros de la casa del rey, también los rehenes; y volvió a Samaria.
15 Los demás hechos de Jeoás, cuanto hizo y su poder, y cómo peleó con Amasías, rey de Judá; ¿no están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel?
16 Y durmió Jeoás con sus padres, y fue sepultado en Samaria con los reyes de Israel; y su hijo Jeroboam reinó en su lugar.
17 Y Amasías, hijo de Joás, rey de Judá, vivió quince años después de la muerte de Jeoás, hijo de Joacaz, rey de Israel.
18 Los demás hechos de Amasías, ¿no están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Judá?
19 Y conspiraron contra él en Jerusalén, y huyó a Laquis; pero lo persiguieron hasta Laquis y allí lo mataron.
20 Lo trajeron sobre caballos y fue sepultado en Jerusalén con sus padres en la ciudad de David.
21 Y todo el pueblo de Judá tomó a Azarías, que tenía dieciséis años, y lo hicieron rey en lugar de su padre Amasías.
22 El edificó a Elat y la restituyó a Judá, después que el rey durmió con sus padres.
23 En el año quince de Amasías, hijo de Joás, rey de Judá, Jeroboam, hijo de Jeoás, rey de Israel, comenzó a reinar en Samaria, y reinó cuarenta y un años.
24 E hizo lo malo ante los ojos del Señor; no se apartó de todos los pecados con que Jeroboam, hijo de Nabat, hizo pecar a Israel.
25 El restableció la frontera de Israel desde la entrada de Hamat hasta el mar de Arabá, conforme a la palabra que el Señor, Dios de Israel, había hablado por medio de su siervo el profeta Jonás, hijo de Amitai, que era de Gat-hefer.
26 Porque el Señor había visto la aflicción de Israel, que era muy amarga; pues no había siervo ni libre, ni nadie que ayudara a Israel.
27 Pero el Señor no había decidido borrar el nombre de Israel de debajo del cielo, y los salvó por mano de Jeroboam, hijo de Jeoás.
28 Los demás hechos de Jeroboam y todo lo que hizo y su poder, cómo peleó y cómo recobró para Israel a Damasco y a Hamat, que habían pertenecido a Judá, ¿no están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel?
29 Y durmió Jeroboam con sus padres, con los reyes de Israel, y su hijo Zacarías reinó en su lugar.
2° Timoteo 4
1 Te encargo solemnemente, en la presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, por su manifestación y por su reino:
2 Predica la palabra; insiste a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con mucha paciencia e instrucción.
3 Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oídos, acumularán para sí maestros conforme a sus propios deseos;
4 y apartarán sus oídos de la verdad, y se volverán a mitos.
5 Pero tú, sé sobrio en todas las cosas, sufre penalidades, haz el trabajo de un evangelista, cumple tu ministerio.
6 Porque yo ya estoy para ser derramado como una ofrenda de libación, y el tiempo de mi partida ha llegado.
7 He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe.
8 En el futuro me está reservada la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me entregará en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.
9 Procura venir a verme pronto,
10 pues Demas me ha abandonado, habiendo amado este mundo presente, y se ha ido a Tesalónica; Crescente se fue a Galacia y Tito a Dalmacia.
11 Sólo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráelo contigo, porque me es útil para el ministerio.
12 Pero a Tíquico lo envié a Efeso.
13 Cuando vengas, trae la capa que dejé en Troas con Carpo, y los libros, especialmente los pergaminos.
14 Alejandro, el calderero, me hizo mucho daño; el Señor le retribuirá conforme a sus hechos.
15 Tú también cuídate de él, pues se opone vigorosamente a nuestra enseñanza.
16 En mi primera defensa nadie estuvo a mi lado, sino que todos me abandonaron; que no se les tenga en cuenta.
17 Pero el Señor estuvo conmigo y me fortaleció, a fin de que por mí se cumpliera cabalmente la proclamación del mensaje y que todos los gentiles oyeran. Y fui librado de la boca del león.
18 El Señor me librará de toda obra mala y me traerá a salvo a su reino celestial. A El sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
19 Saluda a Prisca y a Aquila, y a la casa de Onesíforo.
20 Erasto se quedó en Corinto, pero a Trófimo lo dejé enfermo en Mileto.
21 Procura venir antes del invierno. Eubulo te saluda, también Pudente, Lino, Claudia y todos los hermanos.
22 El Señor sea con tu espíritu. La gracia sea con vosotros.
Oseas 7
1 Cuando yo quería curar a Israel, se descubrió la iniquidad de Efraín y las maldades de Samaria, porque practican el engaño; el ladrón entra, los bandidos despojan por fuera,
2 y ellos no consideran en su corazón que yo recuerdo toda su maldad. Ahora les rodean sus hechos, ante mi rostro están.
3 Con su maldad alegran al rey, y con sus mentiras a los príncipes.
4 Todos ellos son adúlteros; son como horno encendido por el hornero, que deja de atizar el fuego desde que prepara la masa hasta que fermenta.
5 En la fiesta de nuestro rey, los príncipes se enfermaron por el calor del vino; él extendió la mano a los escarnecedores,
6 pues sus corazones son como un horno mientras se acercan a su emboscada; toda la noche duerme su ira, por la mañana arde como llamas de fuego.
7 Todos ellos están calientes como un horno, y devoran a sus gobernantes; todos sus reyes han caído. No hay entre ellos quien me invoque.
8 Efraín se mezcla con las naciones; Efraín es como una torta no volteada.
9 Devoran extranjeros su fuerza, y él no lo sabe; también tiene cabellos canos, y él no lo sabe.
10 Testifica contra él el orgullo de Israel, pero no se han vuelto al Señor su Dios, ni lo han buscado a pesar de todo esto.
11 Efraín es como paloma incauta, sin entendimiento; llaman a Egipto, acuden a Asiria.
12 Cuando vayan, tenderé sobre ellos mi red, como aves del cielo los haré caer; los castigaré conforme a lo anunciado a su congregación.
13 ¡Ay de ellos, pues de mí se han alejado! Sobre ellos vendrá la destrucción, porque contra mí se han rebelado; yo los redimiría, pero ellos hablan mentiras contra mí.
14 Y no claman a mí de corazón cuando gimen en sus lechos; por el trigo y el mosto se reunen, y se alejan de mí.
15 Aunque yo adiestré y fortalecí sus brazos, traman el mal contra mí.
16 Se vuelven, pero no hacia lo alto, son como un arco engañoso. Sus príncipes caerán a espada por la insolencia de sus lenguas; esto será su escarnio en la tierra de Egipto.
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