Ninguna relación puede soportar mentiras. A veces, quien miente lo hace por miedo. El miedo es un gran generador de mentiras.
La mentira no deja de ser una falla de carácter, pero el miedo es un agravante de la situación.
Por eso, para que las mentiras se terminen, quien miente debe primero confrontar sus miedos y vencerlos. El problema es que muchos matrimonios cultivan un ambiente, en el que es imposible que todo fluya libremente. Si dice mentiras, necesita aprender a ser honesto consigo mismo y reconocer qué es lo que realmente teme.
[related-content]