Juan viajó al Templo de Salomón y vivió momentos que quedarán en su memoria para siempre:
“Viajé en dos oportunidades, las dos experiencias fueron muy distintas, pero únicas.
La primera vez estaba soltero, fue una experiencia única. Antes de conocer el lugar, pensaba que era lo mismo que ir a cualquier otra iglesia. Pero cuando llegué me pareció algo único, inigualable. Las reuniones fueron muy fuertes, me renovaron. No encuentro la manera de describir lo que es estar allá. Cuando volví, Dios me bendijo y me puse de novio con quien hoy es mi esposa.
Después de un tiempo, pudimos ir juntos y el viaje fue más que especial, esa fue la segunda vez que viajé. Fui con ella y fue una gran bendición, nos consagraron las alianzas del noviazgo en el Altar del Templo de Salomón.
Pero, como si fuera poco, en una de las reuniones, el obispo Renato Cardoso nos bendijo en la entrada del Templo.
Volvimos, y aunque fueron muchas las dificultades, después de un tiempo, nos casamos.
Gracias a Dios, después de viajar, fuimos bendecidos en todas las áreas de nuestra vida. No vemos la hora de volver casados para renovarnos y avivarnos, el viaje es algo único e inolvidable”.
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