El obispo Júlio Freitas, en su blog, se refiere al Vado de Jaboc: (Génesis 32:22) Vado es un determinado lugar del río en el que se puede atravesar a pie.
*El río Jaboc nace en la actual Amán, capital de Jordania que recorre cerca de 250 kilómetros y desemboca en el río Jordán.
*Ese fue el lugar en el que Jacob luchó con Dios y tuvo un encuentro con Él.
*Espiritualmente hablando, todo aquel que desea conocer al Altísimo, debe atravesar el Vado de Jaboc. Eso significa que debe rendirse a Dios, vaciarse de sí mismo y llenarse de una fe sincera en Él.
*Antes de ser transformado, Jacob era un vado de río. Pero, después de ser transformado en Israel, se convirtió en un río, el Jordán-Israel.
Estaba pasando hambre pero después de la Hoguera Santa, logró su propio supermercado
“Mi nombre es Emiliano, mi familia y yo vivíamos en la miseria, era una vergüenza. Mis padres no tenían trabajo, era difícil salir adelante. Lo peor fue ver a mi mamá llorando porque no había comida en mi casa.
Con mis hermanos salíamos a hacer changas, cortábamos el pasto, lavábamos los autos de los vecinos y así lográbamos comer algo.
En esa situación llegamos a la Universal. Con el tiempo escuchamos a los pastores hablar de la fe y comenzó a crecer dentro nuestro, el deseo de conocer más a Dios. Escuchábamos que había esperanza, que lo que Él había prometido en el pasado se tenía que cumplir en nuestra vida.
Adoptamos esa fe y empezamos a creer, al punto que hicimos un sacrificio. Lo que hicimos era una ‘Locura de la Fe’.
Mi mamá agarró lo que tenía ahorrado, aunque era muy poco y no servía ni para que comiéramos un mes.
Yo tenía un auto que en ese momento no valía nada, era chatarra, pero no tenía otra cosa. Al principio dolió, pero decidí dejar todo en manos de Dios. Todos decían que estábamos locos. Decían ‘Si no tienen ni para comer para qué van a dejar todo ahí’. Decidimos lanzarnos 100% en las manos de Dios y Él nos respondió.
La respuesta no tardó en llegar, nos llamaron de una empresa grande, dueña de una cadena de supermercados. Nos reunimos con gerentes y nos pedían un millón de pesos.
No teníamos nada, sin embargo, esas personas nos entregaron un supermercado, aunque no pusimos un peso.
Hoy somos propietarios de ese supermercado, nuestra vida económica cambió totalmente. Antes lavábamos los autos de otros para poder comer y ahora cada hermano tiene su auto y todos trabajan. Estamos sanos, la familia está unida, hay paz y amor”.
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