Cintia: “Al principio mis padres me dejaban venir a la Universal, pero después me lo empezaron a prohibir. De los 14 a los 16 años estuve en la calle, fui alcohólica, tuve varios novios, me cortaba y trasnochaba.
Cuando intentaba volver a la iglesia, me empezaba a temblar el cuerpo y algo en mi cabeza me decía que no fuera.
Era muy agresiva, nerviosa y estaba deprimida. También tenía problemas espirituales, ya que sentía que los espíritus me querían ahorcar.
Finalmente, pude volver a la iglesia gracias a mis abuelos. Mi proceso de liberación duró unos cuatro o cinco meses. Pero yo me entregué a Dios realmente porque mi vida no había sido fácil.
El momento más duro fue cuando mi papá me dio a elegir entre la iglesia y él, hasta me llegó a levantar la mano y me echó de la casa. Mi papá me decía que iba a volver cuando me estuviera muriendo de hambre, yo sabía que todo iba a estar bien.
Tuve que irme a alquilar con solo 17 años. Aun así, yo sabía que Dios me iba ayudar. Hoy estoy libre de todos esos tormentos espirituales y sirvo a Dios.
Mi papá y yo estamos bien, gracias a Dios, ahora se acuerda de todo lo que me hizo, llora y no entiende por qué se comportó así conmigo, ya hace diez años que vengo a la iglesia”.
Viernes a las 8, 10, 12, 16 y principalmente a las 20 h en Av. Corrientes 4070, Almagro o haga clic aquí y vea la dirección de la iglesia más cercana a su hogar.
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