Quién no quiere tener éxito en todas las áreas de su vida. Tener una familia bien constituida, prosperidad en el trabajo, paz interior y salud perfecta. Pero para que eso suceda de forma permanente es necesario renunciar a todo lo que lo perjudica y así comenzar una nueva vida. Jacob, por ejemplo, fue un hombre bendecido, sin embargo, todo lo que había conquistado se convirtió en un peso, hasta luchó por una nueva identidad. Estas personas, también decidieron cambiar de vida participando de la Hoguera Santa. Ellos lucharon para que Dios pudiera restaurar todas las áreas de su vida y Él respondió cada uno de sus pedidos.
La respuesta viene del Altar
Malvina Acosta se había formado en lo que más amaba, sin embargo, no se sentía segura para desarrollar el proyecto que tanto quería: trabajar de manera independiente creando su propio Instituto de Danza. El tiempo pasaba y su situación económica estaba cada vez peor. Era frustrante para ella saber que a pesar de ser profesora de danza, no encontraba un incentivo para ejercer su profesión como ella quería.
“No luchaba porque no creía en mí, teniendo potencial para crecer, veía las dificultades y pensaba que no iba a poder superarlas”, comenta.
Su situación comenzó a cambiar cuando decidió probar el poder de Dios, ella comenzó a participar de las reuniones y fue comprendiendo que podía proyectar y ejecutar esos planes. Perseveró en la Hoguera Santa con fe, de esa manera su visión se abrió y obtuvo la fuerza necesaria para creer en su potencial. Aliada con Dios podía todo lo que se propusiera y lo demostró al establecer su escuela de danzas y así cumplió su sueño.
Una familia transformada por la fe
Jésica Sánchez y Sebastián Moreno anhelaban ser felices, tenían muchos planes y proyectos. Sebastián era muy celoso, cuando se iba a trabajar, ella tenía que quedarse encerrada en la casa. “Todo era motivo para que se enojara y armara una escena de celos. Entonces, comenzaban las peleas, primero eran agresiones verbales, pero con el tiempo empezó a agredirme físicamente”, cuenta Jésica.
Cuando Sebastián perdió su trabajo, ella entró en un estado depresivo profundo. Justo cuando pensaba que su familia ya estaba perdida, recibió una invitación para participar de la Universal e hicieron un voto con Dios.
“Nuestra relación cambió, el amor y la confianza se fortalecieron y nuestro trato pasó a ser otro. Nuestras hijas ven el amor que tenemos”, afirma Jésica.
Una alianza con Dios salvó su vida
Norma Marecos llegó a la Universal enferma de cáncer de mama y con una de sus hijas muy enferma, además, su matrimonio era un desastre. Había muchas discusiones. No podían entablar diálogo debido al vicio del juego de su esposo.
“A mi segunda hija le declararon esclerodermia, quedó postrada en cama. Hacía los tratamientos, pero no me aseguraban que iba a poder hablar.
Yo tenía Mal de Chagas y estaba depresiva, además estaba enferma, se me habían formado doce quistes en cada mama, la situación era desesperante.
Discutía con mi marido y él se iba al casino, perdía todo el dinero, pedía préstamos y por eso comencé a odiarlo”, recuerda.
Ella ya no sabía qué hacer y fue en ese momento que la invitaron a la Universal. A partir de allí se aferró a Dios. Al tiempo su esposo empezó a ir a las reuniones y en una Hoguera Santa sacrificaron en el Altar. “Los quistes desaparecieron, Dios hizo un milagro en mí y en toda mi familia”.
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