Adriana y Rubén tenían una vida incompleta antes de conocer la Universal: “Llegué a la Universal con miedos, ataques de pánico, fobias y complejos.
Cuando fui joven sufrí una violación, siempre cargué con ese trauma. Sentía soledad y bronca, no podía ser feliz en mi vida sentimental. Aunque era abogada y económicamente estaba bien, no podía tener una felicidad completa.
Cuando llegué a la Universal, hice votos con Dios y fui respondida. Primero logré mi liberación, mi sanidad e incluso mi vida económica crecía. Por último, conocí a quién hoy es mi esposo y nos casamos.
Dios nos bendijo, hoy en día trabajamos juntos, en nuestro estudio jurídico, pudimos cambiar nuestra vivienda tres veces en 11 años, viajamos y cambiamos el auto cada año y medio”, concluye Adriana.
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