Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
2° Crónicas 22
1 Entonces los habitantes de Jerusalén hicieron rey en su lugar a Ocozías, su hijo menor, porque la banda de hombres que vinieron con los árabes al campamento había matado a todos los hijos mayores. Por lo cual Ocozías, hijo de Joram, rey de Judá, comenzó a reinar.
2 Ocozías tenía veintidós años cuando comenzó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. El nombre de su madre era Atalía, nieta de Omri.
3 El también anduvo en los caminos de la casa de Acab, porque su madre fue su consejera para que hiciera lo malo.
4 E hizo lo malo ante los ojos del Señor, como había hecho la casa de Acab, porque después de la muerte de su padre ellos fueron sus consejeros para perdición suya.
5 Anduvo también conforme al consejo de ellos, y fue con Joram, hijo de Acab, rey de Israel, a hacer guerra contra Hazael, rey de Aram, en Ramot de Galaad. Los arameos hirieron a Joram,
6 y éste volvió a Jezreel para ser curado de las heridas que le habían hecho en Ramot, cuando peleó contra Hazael, rey de Aram. Entonces Ocozías, hijo de Joram, rey de Judá, descendió a visitar a Joram, hijo de Acab, en Jezreel, porque estaba enfermo.
7 La destrucción de Ocozías vino de Dios, por ir a visitar a Joram. Pues cuando llegó, salió con Joram contra Jehú, hijo de Nimsi, a quien el Señor había ungido para exterminar la casa de Acab.
8 Y sucedió que cuando Jehú estaba ejecutando justicia contra la casa de Acab, encontró a los príncipes de Judá y a los hijos de los hermanos de Ocozías sirviendo a Ocozías, y los mató.
9 También buscó a Ocozías, y lo prendieron cuando estaba escondido en Samaria; lo llevaron a Jehú y lo mataron, pero le dieron sepultura, pues decían: Es hijo de Josafat, que buscó al Señor con todo su corazón. Y no quedó nadie de la casa de Ocozías para retener el poder del reino.
10 Cuando Atalía, madre de Ocozías, vio que su hijo había muerto, se levantó y exterminó toda la descendencia real de la casa de Judá.
11 Pero Josabet, hija del rey, tomó a Joás, hijo de Ocozías, y lo sacó furtivamente de entre los hijos del rey a quienes estaban dando muerte, y lo puso a él y a su nodriza en la alcoba. Así Josabet, hija del rey Joram, mujer del sacerdote Joiada (pues era hermana de Ocozías), lo escondió de Atalía para que no le diera muerte.
12 Y estuvo escondido con ellos en la casa de Dios seis años, mientras Atalía reinaba en el país.
2° Crónicas 23
1 En el séptimo año, Joiada cobró ánimo, y tomó a capitanes de centenas: Azarías, hijo de Jeroham, Ismael, hijo de Johanán, Azarías, hijo de Obed, Maasías, hijo de Adaía, y Elisafat, hijo de Zicri, los cuales hicieron pacto con él.
2 Y recorrieron Judá y reunieron a los levitas de todas las ciudades de Judá y a los jefes de las casas paternas de Israel, y vinieron a Jerusalén.
3 Entonces toda la asamblea hizo pacto con el rey en la casa de Dios. Y Joiada les dijo: He aquí, el hijo del rey reinará, como el Señor ha hablado respecto a los hijos de David.
4 Esto es lo que haréis: una tercera parte de vosotros, de los sacerdotes y los levitas que entran en el día de reposo estaréis de porteros;
5 otra tercera parte estará en la casa del rey, y otra tercera parte en la puerta del Cimiento; y todo el pueblo estará en los atrios de la casa del Señor.
6 Pero que nadie entre en la casa del Señor sino los sacerdotes y los levitas que ministran; éstos pueden entrar porque son santos. Y que todo el pueblo guarde el precepto del Señor.
7 Los levitas rodearán al rey, cada uno con sus armas en la mano; y cualquiera que entre en la casa será muerto. Estaréis con el rey cuando entre y cuando salga.
8 Y los levitas y todo Judá hicieron conforme a todo lo que había ordenado el sacerdote Joiada. Cada uno de ellos tomó sus hombres, los que habían de entrar en el día de reposo, junto con los que habían de salir el día de reposo, porque el sacerdote Joiada no despidió a ninguno de los grupos.
9 Entonces el sacerdote Joiada dio a los capitanes de cientos las lanzas y los escudos grandes y pequeños que habían sido del rey David, que estaban en la casa de Dios.
10 Y colocó a todo el pueblo, cada hombre con su arma en la mano, desde el lado derecho de la casa hasta el lado izquierdo de la misma, junto al altar y junto a la casa, alrededor del rey.
11 Entonces sacaron al hijo del rey y le pusieron la corona, le dieron el libro del testimonio y lo proclamaron rey. Y Joiada y sus hijos lo ungieron, y gritaron[d]: ¡Viva el rey!
12 Al oír Atalía el estruendo del pueblo que corría y alababa al rey, se llegó al pueblo en la casa del Señor,
13 y miró, y he aquí, el rey estaba de pie junto a su columna a la entrada, y los capitanes y los trompetas estaban junto al rey. Y todo el pueblo del país se regocijaba y tocaba trompetas, y los cantores con sus instrumentos de música dirigían la alabanza. Entonces Atalía rasgó sus vestidos, y gritó: ¡Traición! ¡Traición!
14 Pero el sacerdote Joiada sacó a los capitanes de centenas que estaban al mando del ejército, y les dijo: Sacadla de entre las filas; y al que la siga, matadlo a espada. Porque el sacerdote había dicho: No la matéis en la casa del Señor.
15 Y le echaron mano, y cuando ella llegó a la entrada de la puerta de los Caballos de la casa del rey, allí la mataron.
16 Entonces Joiada hizo un pacto entre todo el pueblo y el rey, de que ellos serían el pueblo del Señor.
17 Y todo el pueblo fue a la casa de Baal y la derribaron, hicieron pedazos sus altares y sus imágenes y mataron delante de los altares a Matán, sacerdote de Baal.
18 Además Joiada puso los oficios de la casa del Señor bajo la autoridad de los sacerdotes levitas, a quienes David había designado sobre la casa del Señor para ofrecer los holocaustos del Señor, como está escrito en la ley de Moisés, con alegría y con cánticos conforme a la disposición de David.
19 Colocó porteros junto a las puertas de la casa del Señor, de modo que no entrara ninguno que por alguna causa estuviera inmundo.
20 Tomó a los capitanes de cientos, a los nobles, a los gobernantes del pueblo y a todo el pueblo del país, e hizo descender al rey de la casa del Señor, y entraron por la puerta superior a la casa del rey. Y sentaron al rey sobre el trono real.
21 Y todo el pueblo del país se regocijó, y la ciudad quedó tranquila, porque Atalía había sido muerta a espada.
Apocalipsis 10
1 Y vi a otro ángel poderoso que descendía del cielo, envuelto en una nube; y el arco iris estaba sobre su cabeza, y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego;
2 y tenía en su mano un librito abierto. Y puso el pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra;
3 y gritó a gran voz, como ruge un león; y cuando gritó, los siete truenos emitieron sus voces.
4 Después que los siete truenos hablaron, iba yo a escribir, cuando oí una voz del cielo que decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho y no las escribas.
5 Entonces el ángel que yo había visto de pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano derecha al cielo,
6 y juró por el que vive por los siglos de los siglos, quien creo el cielo y las cosas que en el hay, y la tierra y las cosas que en ella hay, y el mar y las cosas que en el hay, que ya no habrá dilación,
7 sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando esté para tocar la trompeta, entonces el misterio de Dios será consumado, como El lo anunció a sus siervos los profetas.
8 Y la voz que yo había oído del cielo, la oí de nuevo hablando conmigo, y diciendo: Ve, toma el libro que está abierto en la mano del ángel que está de pie sobre el mar y sobre la tierra.
9 Entonces fui al ángel y le dije que me diera el librito. Y él me dijo*: Tómalo y devóralo; te amargará las entrañas, pero en tu boca será dulce como la miel.
10 Tomé el librito de la mano del ángel y lo devoré, y fue en mi boca dulce como la miel; y cuando lo comí, me amargó las entrañas.
11 Y me dijeron: Debes profetizar otra vez acerca de muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes.
Zacarías 6
1 Alcé de nuevo mis ojos y miré, y he aquí cuatro carros que salían de entre dos montes; y los montes eran montes de bronce.
2 Del primer carro tiraban caballos rojos, del segundo carro caballos negros,
3 del tercer carro caballos blancos y del cuarto carro fuertes caballos tordos.
4 Entonces hablé, y dije al ángel que hablaba conmigo: ¿Qué son éstos, señor mío?
5 Y el ángel contestó, y me dijo: Estos son los cuatro vientos del cielo que salen después de presentarse ante el Señor de toda la tierra.
6 Con uno de ellos salen los caballos negros hacia la tierra del norte, y los blancos salen tras ellos, mientras los tordos salen hacia la tierra del sur.
7 Briosos salían, impacientes por ir a recorrer la tierra. Y El dijo: Id, recorred la tierra. Y recorrieron la tierra.
8 Entonces me llamó y me habló, diciendo: Mira, los que salen hacia la tierra del norte aplacan mi espíritu en la tierra del norte.
9 Y vino la palabra del Señor a mí, diciendo:
10 Toma ofrendas de los desterrados, de Heldai, de Tobías y de Jedaías; y el mismo día ve y entra en la casa de Josías, hijo de Sofonías, adonde ellos han llegado de Babilonia.
11 Toma plata y oro, haz una corona y ponla en la cabeza del sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac.
12 Y háblale, diciendo: “Así dice el Señor de los ejércitos: ‘He aquí un hombre cuyo nombre es Renuevo, porque El brotará del lugar donde está y reedificará el templo del Señor.
13 ‘Sí, El reedificará el templo del Señor, y El llevará gloria y se sentará y gobernará en su trono. Será sacerdote sobre su trono y habrá consejo de paz entre los dos oficios.’”
14 La corona será para Helem, Tobías, Jedaías y Hen, hijo de Sofonías, como recuerdo en el templo del Señor.
15 Y los que están lejos vendrán y reedificarán el templo del Señor. Entonces sabréis que el Señor de los ejércitos me ha enviado a vosotros. Esto sucederá si escucháis obedientes la voz del Señor vuestro Dios.
Acompañe la lectura del 352° día ingresando aquí.
[related-content]