Mi nombre es Ráed Ballán, tengo 24 años y nací en Venezuela. Fui criado según las costumbres árabes. Por tradición familiar, seguíamos la religión islámica, en la cual se cree solamente en Alá como dios.
Desde pequeño mi vida fue muy turbulenta. Mi madre decidió volver a Arabia buscando solucionar los problemas, pero la situación solo empeoraba. Entonces, regresamos a Venezuela.
Con tanto sufrimiento, me convertí en un joven rebelde y me fui de casa a los 14 años. Ingresé a la delincuencia. Durante ese tiempo, intentaba llenarme con toda esa ostentación, pero, en realidad, en mí había un gran vacío, del que intentaba refugiarme en las drogas y en la promiscuidad.
Sufrí a causa de la dependencia química durante varios años. Llegué a consumir marihuana, cocaína y narguilé. Me entregué tanto a la delincuencia que pasé a ser “narcotraficante de armas”, portando varios fusiles y armas y robando para mantener aquel estándar de vida.
En uno de esos robos, fuimos sorprendidos, y eso casi me costó la vida.
Mi madre, viendo mi sufrimiento, me invitó a ir a la Iglesia Universal. Después de mucha insistencia de su parte, acepté la invitación; fui bien recibido y atendido por el pastor.
Comencé a participar en las reuniones, además en la Fuerza Joven y en los proyectos. Dios habló de tal forma conmigo que me lancé por entero.
Mi vida fue totalmente transformada. Abandoné los vicios, el mundo de la delincuencia, la prostitución, la tristeza y la depresión.
Me bauticé en las aguas, recibí el Espíritu Santo y, desde entonces, surgió en mí un enorme deseo de ganar almas.
Hoy hago la Obra de Dios en el Altar como pastor auxiliar, en Venezuela, rescatando a aquellas personas que están sufriendo como yo sufrí un día.
Ráed Ballán
Colaboró: Obispo Marcello Brayner