Cada uno se fue a su casa. Juan 7:53
Y Jesús se fue al monte de los Olivos. Juan 8:1
Dos versículos, uno seguido del otro con una secuencia intencional.
Un grupo de personas se dirigía hacia sus casas, lo que debía ser obvio, porque probablemente ya había finalizado el día. Sin embargo, Alguien hizo lo que nadie hubiera hecho, Alguien fue a contramano, Alguien fue hacia donde nadie hubiera ido, aun más cuando la noche se aproximaba.
Ir a contramano debe ser algo primordial en el carácter de aquellos que son nacidos de Dios, puesto que ya no pertenecemos a este mundo y tampoco nos importa agradar o recibir aplausos de nadie.
Vivimos en un mundo de valores distorsionados, débiles y sin ningún sentido, sin embargo, aun así, vemos a miles de personas levantando banderas de movimientos, vistiendo camisetas de ideas, gritando por ser oídas y respetadas, y, al mismo tiempo, tragándose los puntos de vista de los que esbozan cualquier tipo de resistencia, por menor y más sensata que sea. Vemos a toda la humanidad corriendo hacia el mismo lugar, esmerándose para caber, para entrar y formar parte de lo que la gran masa cree que es lo “correcto”.
Hoy en día, ¿quién tiene coraje de ir a contramano? ¿Quiénes son los que hacen diferente?¿Quiénes son los que, tranquilamente, dicen un sonoro “no” a todo lo que discrepa con Dios? ¿Quiénes son los que van al monte mientras todos se van a sus casas? ¿Quiénes? ¡Los hijos del Altísimo!
Sí, para tener coraje de ir hacia donde nadie está yendo, para decir lo que nadie quiere decir, para vivir bajo el poder Divino y despreciar a los empoderamientos humanos, para ser de lo Alto, mientras unos son de derecha y otros de izquierda… solamente teniendo dentro de sí la naturaleza Celestial, y los pensamientos de Dios haciendo eco dentro de la mente.
Para esas personas, las pedradas recibidas de aquellos que viven siguiendo la corriente de este mundo son un verdadero sello de aprobación de conducta, ya que sabemos lo que significa ir al monte, mientras toda la multitud se refugia en sus casas. Hacemos aquello que a nadie le parece coherente hacer, vivimos de la manera en la que muchos no ven placer, salimos de nuestra zona de confort, caminamos hacia un lugar que no tiene Código Postal ni ningún número, vamos subiendo al monte rumbo a la Salvación.
Un recado importante: Cuando le tiren piedras a un hijo del Altísimo, presten mucha atención, pues estamos en el monte – en lo Alto -, siendo así, la ley de la gravedad traerá sus piedras de regreso al punto de partida.