Para meditar…
Sus sacerdotes violan Mi ley, y profanan Mis cosas sagradas, no hacen diferencia entre lo Santo y lo profano… Ezequiel 22:26
Violan Mi ley: abusan de la Palabra de Dios, La usan para hacer lo que quieren hacer, así como satanás hizo en el desierto al tentar a nuestro Señor Jesús.
Profanan Mis cosas sagradas: le faltan el respeto a lo que es santo, como las reuniones de la iglesia, el pueblo y la ofrenda, que es la sangre del pueblo que cubre el costo de vida del pastor.
No hacen diferencia entre lo Santo y lo profano: Nuestro cuerpo es santo. Nuestra salud es santa. Nuestro tiempo es santo. Nuestro matrimonio es santo. Nuestro servicio al Señor es santo. Nuestro hogar es santo. La Obra es santa. Cuando se trata al cuerpo de cualquier manera, se está profanando lo que es santo. Lo mismo se aplica a nuestra salud, cuando no nos importa o no le dedicamos tiempo. El tiempo que gastamos en ciertos hábitos y hobbies. El descuido para con nuestro hogar. Cuando falta celo con la Obra y se estima más a las amistades o a la propia popularidad en el cuerpo de pastores.
Él termina el capítulo con las consecuencias que vienen sobre esos “sacerdotes”:
Por tanto, derramaré sobre ellos Mi indignación; con el fuego de Mi ira los consumiré. Haré recaer su conducta sobre sus propias cabezas, dice el Señor Dios. Ezequiel 22:31
Tengamos temor a lo que es santo también.