“Por eso, el que jura por el altar, jura por él y por todo lo que está sobre él; y el que jura por el templo, jura por él y por el que en él habita;” Mateo 23.20-21
Cuando no se ve el Altar como el propio Dios y no hay temor al Señor, se jura por el Altar considerándolo cualquier cosa. Y también cuando no lo reverencia al entrar en el Templo, es porque no cree que el Altísimo está presente en aquel lugar.