Mostrar al Señor Jesús por medio de su carácter es mucho mejor que hacerlo solo con palabras.
Cuando una persona conoce la verdadera fe, quiere compartirla con la mayor cantidad de gente posible. Entonces, entra a diferentes grupos de la Iglesia como el de Evangelización. Pasa a tener como objetivo principal en su vida el llevar la Verdad, a los que tienen sed de un cambio.
La Palabra de Dios reconoce que quien tiene el Espíritu Santo ansía ayudar al prójimo: “Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.”, (Santiago 2:17). Es necesario recordar que todas las obras sin la fe inteligente no significan nada.
Algunos se muestran muy espirituales dentro de la Iglesia, pero en otros ambientes no actúan agradando a Dios. De qué sirve preocuparse por hacer actividades para el Señor Jesús si su comportamiento no se condice con lo que Él espera de usted. Entonces evalúe su comportamiento. Si actuaba de una manera que no Lo agradaba, reemplace las malas palabras por pensamientos de fe; las mentiras por la verdad y los chismes por el amor al prójimo. Quien tiene el verdadero carácter de Dios y el Espíritu Santo reacciona como Jesús y no está interesado en el reconocimiento: “Cuando el Espíritu de Dios habita en alguien, esa persona supera, de forma natural, a cualquier otra que no Lo tiene y posee como principales características: Es íntegro y recto en relación con sus semejantes, teme a Dios y se desvía del mal. Quien vive en esos parámetros, sobrevivirá en este mundo y alcanzará la vida eterna”, dice el Obispo.