Cristina: “Sufrí depresión desde los 13 años, me enfermé de hepatitis a los cinco y de fiebre reumática.
Cuando nació mi hija estuve en coma. A partir de ese momento, mi estado de salud era deplorable, no podía trabajar, no dormía y cuando lo hacía, tenía pesadillas.
Tuve tres intentos de suicidio. Uno en el que quise cortarme las venas con el vidrio de una ventana; el segundo fue con pastillas, me hice un cóctel con todas las que tomaba y después tomé alcohol.
Saber que tenía un tumor en la cabeza fue lo peor, lo tenía en la hipófisis; empezó con un coágulo y fue creciendo. Intenté suicidarme nuevamente, también con pastillas, estaba muy mal. Eso hacía que se inflamaran los nervios de la cara y el nervio óptico. Los dolores eran terribles, me quería arrancar la cabeza. Pesaba 42 kilos, estaba muerta en vida. Tomaba ocho diferentes pastillas, una era de por vida para que me irrigue la sangre al cerebro y salía carísima.
Una amiga me invitó a la Universal y fui perseverante los martes. A veces no tenía ganas, la lucha es terrible. Con lo que tenía era difícil levantarme y venir, pero aun así no faltaba.
Primero me curé del tumor, despareció. A los 15 días de haber llegado a la Iglesia, el neurólogo me hizo hacer todos los estudios. Cuando volví, él vio los resultados, bajó corriendo por las escaleras y me dijo: ‘no sé donde fuiste, no tenés nada’.
No tomo medicación. Clínicamente no hay explicación, estoy curada de todo. No me alcanzaba para el boleto y hoy tengo una 4×4”.
Martes a las 8, 10, 16 y principalmente a las 20 h en Av. Corrientes 4070 – Almagro o en la Universal más próxima a su casa.
La Iglesia Universal del Reino de Dios aclara que todos los conceptos emitidos en este periódico, como en su programación radial y televisiva, en modo alguno deben ser interpretados en desmedro de la medicina, ni de quienes la practican. NO DEJE DE CONSULTAR A SU MÉDICO.
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