Estamos en las vísperas de subir al Monte (Altar) Carmelo, y para que el fuego descienda es importante que le prestemos atención a algunos detalles. Por eso, el Espíritu Santo muestra cómo debemos aproximarnos a Dios:
“…acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.” Hebreos 10:22
Corazón sincero – Significa un corazón verdadero, sin hipocresía. Elías fue sincero al indignarse contra la situación del pueblo que rengueaba entre dos pensamientos, ya que había un Dios Todopoderoso que estaba con Él. Si usted cree en ese Dios y no acepta esa vida que está llevando, entonces sea sincero al aproximarse al Altar para presentar su vida como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios.
Plena certidumbre de fe – Jesús nunca nos exigió una fe grande, sin embargo, esa fe necesita estar enteramente pura, sin ningún resquicio de duda o sentimiento. El coraje de Elías de desafiar a los 450 profetas de Baal era señal de que estaba en plena certidumbre de fe. Si usted está en esa fe, entonces láncese al Altar desafiando a todos sus problemas.
Purificados los corazones de mala conciencia – Si existe algún tipo de pecado que pueda estorbar su actitud de fe, confiéselo, pues:
“Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad.” 1 Juan 1:9
Lavados los cuerpos con agua pura – No solo el cuerpo estará lavado, sino principalmente el alma. La fe avasallante de Elías se debía al hecho de tener una conciencia limpia, pues vivía en la obediencia a la Palabra de Dios, de forma constante, siendo así, entonces:
“Mantengamos firme la profesión de nuestra esperanza sin vacilar, porque fiel es El que prometió.” Hebreos 10:23
¡Que Dios los bendiga en esta Hoguera Santa!