Según un relevamiento de UNICEF Argentina, 7 de cada 10 menores de edad, de los 1305 que están detenidos, no saben cuándo saldrán en libertad.
Florencia es una mujer que pasó por el dolor de ver a su hijo tras las rejas: “Mis hijos se criaron en un ambiente de violencia y miseria. Llegué a buscar en la basura para darles de comer.
Mi hijo se convirtió en adicto a los 13 años. Me pasaba la madrugada buscándolo y él andaba con las cosas que había robado en el barrio”.
Un día, Florencia recibió un llamado: “Mi nene estaba en la comisaría. Fue duro verlo bajar de un patrullero, golpeado, llorando. Ya se le había pasado el efecto de las drogas.
Empecé a visitarlo, era difícil, entraba y salía llorando. Así pasó el tiempo”, recuerda Florencia.
Un panorama desalentador
• Solo el 50% de los adolescentes detenidos iba a la escuela.
• El 13,4% sufrió maltrato verbal o físico.
• El 61% trabaja desde los 16 años.
• El 84% probó marihuana.
• El 57% probó pastillas.
• El 49,8% probó cocaína.
• El 23% probó pasta base.
• El 70% no sabe cuándo saldrá libre.
“La incertidumbre sobre los plazos de detención les genera angustia y trae problemas para el sistema…”, retrata Hernán Monath, especialista en Protección de Derechos y Acceso a la Justicia de Unicef.
Cuando todo parecía perdido…
“Cuando lo iba a ver me daba cuenta de que no dormía bien y se cortaba los brazos. Él pensaba que la solución era fugarse o matarse. Un día me dijo ‘acá adentro, me convertí en un maldito’”, recuerda.
Ella conoció el Proyecto Socioeducativo, que trabaja para ayudar a los familiares y adolescentes privados de su libertad: “Me invitaron a la Universal y al entrar se me caían las lágrimas. Escuché los consejos y vi un cambio. Pero lo más importante fue que recibí el Espíritu Santo. Después noté el cambio en mi hijo, ahora duerme en paz.
Pronto saldrá en libertad y quiere un futuro diferente. Decidí sumarme al Socioeducativo porque si Dios hizo eso por mí, puede hacerlo por otras familias”, finaliza.
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