Julio: “Me hice 10 quimios y 25 rayos porque tenía cáncer de colon, sangraba día y noche. No podía estar sentado ni acostado, me iban a operar y ponerme la bolsa. Decidí hacer un voto con Dios y, cuando fui a internarme, me mandaron a mi casa porque me dijeron que el cáncer no estaba. Me hice un estudio que confirmó que desapareció”.
Gabina: “En diciembre descubrí que me salió un quiste en el intestino, en una semana creció muchísimo y me dolía.
A partir de ese momento comencé a usar mi fe y a perseverar en la Cadena del Ayuno Colectivo sin faltar a ninguna reunión. Ahora no tengo nada, el quiste desapareció, no hay ningún rastro gracias a Dios”.
Luisa: “Me había divorciado de mi marido hace muchos años y él no me hablaba, nos quería matar a mí y a mis hijos. Yo pensaba que él tenía que sufrir como yo sufrí. En la reunión del Ayuno Colectivo empecé a obedecer y mi exmarido empezó a hablarme, desde 1997 que no lo hacía. Es increíble lo que pasó, ahora reconoce a sus hijos”.
Aurora: “Mi nieta padecía anemia crónica y le transfundían hierro por vena en terapia oncológica. La semana pasada le hicieron estudios porque tenían que transfundirla de vuelta y le dijeron: `Paula esto es un milagro porque tenés el triple de hierro que deberías tener´. Ya no tiene más anemia gracias a Dios”.
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