“Aconteció que cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus vestiduras, y cubierto de cilicio entró en la casa del SEÑOR. … Entonces Ezequías tomó la carta de mano de los mensajeros, y la leyó. Luego Ezequías subió a la casa del SEÑOR, y la extendió delante del SEÑOR. Y Ezequías oró delante del SEÑOR y dijo: “Oh SEÑOR Dios de Israel, que tienes Tu trono entre los querubines: Solo Tú eres el Dios de todos los reinos de la tierra; Tú has hecho los cielos y la tierra. Inclina, oh SEÑOR, Tu oído y escucha; abre, oh SEÑOR, Tus ojos y mira. Escucha las palabras que Senaquerib ha mandado decir para afrentar al Dios vivo. Es verdad, oh SEÑOR, que los reyes de Asiria han destruido las naciones y sus tierras, y que han entregado al fuego sus dioses y los destruyeron; porque estos no eran dioses, sino obra de manos de hombre, de madera y de piedra. Ahora pues, oh SEÑOR, Dios nuestro, por favor, sálvanos de su mano, para que todos los reinos de la tierra conozcan que solo Tú, oh SEÑOR, eres Dios” 2 Reyes 19:1,14-19
Ezequías estaba tan desesperado que no presentó su problema ante nadie, sino que tomó la carta y la desplegó ante Dios.
Por más que usted le muestre sus problemas a las personas, solo Dios es Quien puede resolverlos.
Ezequías no le pidió al pastor ni a nadie más, solo a Dios.
¡Ese es el secreto!
¡Dios le respondió y aquella noche acabó a sus enemigos!
Senaquerib había dicho que no había Dios que pudiera librarlos de sus manos.
Y hoy también el mundo le dice a la persona que no crea.
Y quizás ella buscó ya por muchos lados, ¡pero solo si va al Altar encontrará la respuesta!
Afrenta: Injuria pública; ofensa, ultraje; sentimiento de humillación que resulta de un insulto hecho públicamente; vejamen, deshonra, humillación; que ofende al honor, manchando la buena reputación.
• Más que un fracaso amoroso, un divorcio es una afrenta al Autor del Matrimonio.
• Más que la salud debilitada, una enfermedad es una afrenta al Señor que nos sana.
• Más que las limitaciones de vivir sin dinero, la miseria de un hijo de Dios es una afrenta al Dueño del oro y de la plata.
• Más que todo lo que se roba de la persona, el vicio es una afrenta al Espíritu Santo que nos da dominio propio.
• Más que una pérdida de la iglesia cuando un siervo deja de servir, la afrenta es al Señor al que él despreció.
Todos tienen una afrenta en su vida.
Dios ha sido afrentado todos los días, como lo fue por Senaquerib.
Pero ¿qué hizo Ezequías para eliminar aquella afrenta?
Ezequías rasgó sus vestiduras y se vistió de cilicio.
Después de haberse humillado ante Senaquerib, entendió que debía humillarse ante Dios.
Jesús dijo: “el que a sí mismo se humilla, será exaltado.” (Mateo 23:12)
Vamos a seguir el ejemplo de Ezequías.
¡Basta de humillarse ante los demás y de ser humillado por las situaciones!
Vamos a humillarnos ante el Único que puede exaltarnos.
El domingo 14, los que quieran podrán traer una vestimenta de arpillera y, en el momento de presentar la carta, vamos a vestirnos con ella y a humillarnos ante Dios.
¡Piense en esto!