Usted, ¿conoce el Informe Mundial de la Felicidad? Se trata de un estudio que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) realiza anualmente y, en él, se clasifican a los 156 países en los que las personas son más felices.
Para medir el grado de felicidad de la población del país, los investigadores se basan en criterios como: Producto Interno Bruto (PIB), expectativa de vida y beneficios sociales que se le ofrecen a la población.
Entre los diez primeros puestos en el ranking de la felicidad de 2019, se encuentran: Finlandia, Dinamarca, Noruega, Islandia, Países Bajos, Suiza, Suecia, Nueva Zelanda, Canadá y Australia.
Felicidad vs. Suicidio
Curiosa y paradójicamente, otro informe, emitido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), señala que el índice de suicidios es mayor en esos países, en los cuales sus ciudadanos son considerados los más satisfechos y felices.
La respuesta a esa contradicción está en el concepto tergiversado del verdadero significado de la felicidad. Para los creadores de la investigación, el entendimiento de la felicidad está relacionado con la calidad de vida, no a algo interno, como la paz interior y la satisfacción personal.
Además, otro factor importante observado por los autores de la investigación es que, según ellos, el alto índice de suicidio en los países “más felices” se relaciona con la baja autoestima de esas personas. Porque, la felicidad ajena intensifica el sentimiento de incapacidad y de inferioridad y las vuelve más propensas al suicidio.
Indudablemente, tener acceso a la salud y a una excelente educación, poder gozar de servicios sociales de calidad y poseer bienes materiales, es importante. Esto hace que la vida sea mucho más fácil en lo que respecta a calidad y, sin duda, puede proporcionar innumerables momentos de felicidad.
La diferencia entre estar feliz y SER feliz
Sin embargo, existe una enorme diferencia entre ser feliz y disfrutar momentos felices.
Ser feliz es un estado permanente de espíritu. Se refiere al bienestar interior, algo totalmente diferente a un “momento feliz”, que está vinculado a un hecho externo y pasajero.
Esta es la razón por la cual existen personas extremadamente felices, incluso, al vivir en casas simples, por ejemplo, y con pocos recursos económicos. Así como también existen personas completamente infelices, frustradas, depresivas e, incluso, suicidas en potencia a pesar de vivir en bellas y confortables mansiones.
Realidad enmascarada
Sin embargo, esos países considerados como “paraísos de la felicidad” encubren una u otra realidad. Es lo que asegura otra investigación realizada entre 2012 y 2016.
De acuerdo con ese informe llamado “En la Sombra de la Felicidad”, del Consejo de Ministros Nórdicos y del Instituto de Investigación de la Felicidad en Copenhague, detrás de esa aparente satisfacción existen problemas importantes de orden psicológico, especialmente entre los jóvenes, que están cada vez más solitarios y presentan más trastornos mentales como depresión, trastornos de ansiedad y estrés.
Venid a mí
El hecho es que todos estos estudios solo ayudan a confirmar, aún más, la necesidad de buscar la cura del alma. Y esta, definitivamente, no es alcanzada según la ubicación geográfica, sino, estrictamente, a través de la fe.
Cierta vez, al predicarle a una multitud sedienta que Lo seguía, Jesús dijo:
“Venid a Mí todos los que estáis trabajados y cargados, y Yo os haré descansar. Llevad Mi yugo sobre vosotros, y aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas …” Mateo 11:28-29
Jesús sabía que más que suplir las necesidades materiales, aquel pueblo necesitaba atender las necesidades del alma. Fue con ese propósito que Él vino.
El obispo Edir Macedo comenta sobre este párrafo:
“Esa gran invitación es para todos los que están cansados de sufrir, que viven deprimidos, tristes, angustiados y atormentados por el miedo (…) El deseo del Señor Jesús es aliviar a los que sufren, eliminar el peso del dolor y el tormento que han cargado. Pero, es necesario que cada uno entienda que no es por el hecho de que alguien está sufriendo que Jesús irá a su encuentro para liberarlo. Es necesario el ejercicio de la fe para que el milagro suceda. Es decir, que la persona tiene que tomar una actitud de buscar al Salvador para recibir de Sus Manos la vida abundante que Él prometió”.
La solución
Por lo tanto, si quiere mudarse de ciudad, de país o de continente, múdese. Pero no por creer que por el hecho de cambiar su ubicación geográfica alcanzará la paz y la satisfacción interior que tanto busca. No se engañe, pues, esa, definitivamente, no es la solución.
Lo que realmente soluciona ese problema es ponerse a los pies del Señor Jesús y “… echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros.” 1 Pedro 5:7