Si usted pudiera imaginarse un lugar increíble, con todas las cosas buenas que puedan existir, aun así, no podría describir cómo es el Cielo. Y existe una razón para esa imposibilidad.
La Biblia dice en 1 Corintios 2:9 que “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que Le aman.”.
Así es, el Cielo es un lugar tan perfecto que nunca lograríamos imaginarlo con exactitud.
Sin embargo, la Biblia nos revela algunos aspectos de este Santo Lugar.
El principal y el mejor de ellos es que en “… un cielo nuevo y una tierra nueva…” (Apocalipsis 21:1) veremos a Dios cara a cara y viviremos en Su presencia.
Ya no necesitaremos que el Sol ni la Luna iluminen, porque, el propio Dios, será la Luz (Apocalipsis 21:23).
Son inimaginables las cosas que veremos y viviremos, pero, el apóstol Juan, en el libro de Apocalipsis, dejó registrado lo que no se encontrará allí: llanto, muerte ni dolor.
“Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y Él morará con ellos; y ellos serán Su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.” Apocalipsis 21:3,4
¿Quién podrá vivir en este lugar?
El obispo Edir Macedo explica en sus comentarios de fe que este lugar espera por todos los que han vencido el pecado, el mundo y a sí mismos.
“La condición para vivir en este Hogar Celestial es ser una nueva criatura, y eso solo es posible a través del nuevo nacimiento, conforme a las Palabras del Señor Jesús”, destacó.
“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.” Juan 3:3
Por esa razón, no es suficiente solo tener el deseo de pasar la eternidad en el Reino de los Cielos. Es necesario, día tras día, sacrificar, aquí en la tierra, sus propias voluntades y perseverar en la fe para que, en el porvenir, vivir cara a cara con Dios y servirlo por toda la eternidad, sea una realidad y no solo un deseo.
Recuerde: ese lugar está preparado para los que aman a Dios. Y quien Lo ama, hace Su voluntad. Como está escrito:
“El que tiene Mis mandamientos, y los guarda, ése es el que Me ama; y el que Me ama, será amado por Mi Padre, y Yo le amaré, y Me manifestaré a él.” Juan 14:21
Su vida en el Cielo Nuevo comienza aquí en esta “vieja tierra” que, pronto, terminará. Luche por su fe, porque de ella depende Su Salvación.
Todos los miércoles, en la Universal, se lleva a cabo la Escuela de la Fe. Una reunión dedicada a la enseñanza de la Palabra de Dios y al fortalecimiento de la vida espiritual de todos los que buscan vivir de acuerdo con la voluntad del Altísimo.
¡Participe usted también!
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