Desde el año 2013, el 2 de mayo es conmemorado como el Día Mundial contra el Bullying. Todo comienza con un niño que vuelve del colegio sin querer hablar de cómo fue su día. O que tal vez insiste en que lo dejen faltar a la escuela, o llora en silencio mientras mira su celular.
Según datos globales de UNICEF, la mitad de los adolescentes del mundo sufre violencia en las escuelas. Alrededor de 150 millones de estudiantes de entre 13 y 15 años han confesado sufrir bullying.
El término “bullying” fue desarrollado por Dan Olweus en la década del 70 para hacer referencia a una forma de maltrato. Normalmente es intencionado y se da en el marco de la escuela entre un estudiante (o un grupo de estudiantes) hacia otro alumno que es considerado el blanco habitual de los ataques. “Lo más importante es que hay un grupo que mira lo que pasa y se mantiene en silencio y eso es una pieza clave para prevenir el bullying”, aseguró a Infobae Gabriela Mures, profesora, directora de nivel inicial e integrante del equipo Bullying cero en Argentina. “Aunque se trabaje, no se logró detener en ninguna parte del mundo. Sin embargo, siempre hay situaciones, sea cual sea el contexto y el lugar”, continúa Mures
El acoso y el suicidio
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), el acoso escolar es la primera causa de suicidio adolescente. El psiquiatra Héctor Basile señala: “Es considerado, a menudo, un fracaso personal por los padres, amigos, maestros, médicos, psiquiatras y psicólogos, que se reprochan a sí mismos no haber percibido las señales de alerta”.
Según sus datos en 1998 murieron 200 niños y adolescentes; en 2003, 400, y la última cifra, de 2016, es de 850. “Las influencias socioeconómicas que llevan a la desintegración de la familia hicieron estragos”, lamenta.
En cuanto a la tasa nacional, es de 11,97, pero trepa hasta 30 cada 100 mil en provincias como Tierra del Fuego. “Hoy se nos suicidan 3 chicos por día en la Argentina. Necesitamos hacer más prevención”, alerta el especialista.
“Se suicida tanto el que hace el bullying, un chico que necesita sacarse la bronca y buscar un chivo expiatorio, como el que recibe las burlas, porque mucha veces no da más”, detalla Basile y agrega: “Es común que los adultos no detecten que los chicos la están pasando tan mal”.
Un llamado de atención
•Cambios de conducta: Variaciones en los patrones alimentarios o de sueño.
•Aislamiento: Pierden interés en actividades que antes les gustaban.
•Conducta rebelde: Pueden darse situaciones de abuso de alcohol o de drogas.
•Pérdida de concentración: Dificultad para enfocarse en las tareas.
•Quejas frecuentes: Síntomas físicos, relacionados con estados emocionales.
•Desprendimiento: Tiran o regalan sus pertenencias favoritas.
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