El mal carácter, la rebeldía y la desobediencia fueron el comienzo de una vida llena de problemas para Carolina. No pasó mucho tiempo para que desarrolle perturbaciones espirituales. Ella escuchaba voces y sentía miedo.
En una de sus salidas nocturnas, Carolina probó el cigarrillo que se convirtió en un vicio incontrolable.
Los excesos le provocaron sentimientos de soledad y de angustia. Intentó llenar el vacío que tenía en su alma con ilusiones pasajeras, y junto con la euforia, llegó también la depresión.
Las relaciones que entablaba eran tóxicas, había celos enfermizos y engaños. No encontraba la verdadera felicidad. Fue de esa forma, en el fondo del pozo, que llegó a la Universal a través de una invitación de su madre.
No fue fácil, pero por medio de la fe, Carolina fue libre de los vicios y del miedo que la atormentaba. A pesar de todo, no estaba completamente feliz. Ella pudo entender que ese vacío que sentía reflejaba la ausencia de Dios en su vida. Por esta razón, en un Ayuno de Daniel determinó que recibiría el Espíritu Santo. Se esforzó y se sacrificó para recibirlo.
Actualmente, Carolina es completamente diferente a esa joven del pasado. Su carácter refleja los frutos del Espíritu de Dios. “Yo me sentí llena y tuve la certeza de que Dios estaba conmigo”, finaliza.
Usted también puede acercarse al Templo de la Fe, en Avenida Corrientes 4070, Almagro, o a la Universal más cercana a su domicilio, y enterarse cómo participar del Ayuno de Daniel para recibir la felicidad más grande a través del Espíritu Santo.