David Lucena: “Mis padres se separaron y me quedé con mis abuelos. Empecé a salir y a fumar cigarrillos. Tenía 12 años cuando probé marihuana, después la cocaína, lo peor que consumí fue pasta base.
Tuve que irme de Chaco, perdí a mi familia, pero seguí en la misma. Llegué a vivir en la calle, eso significaba no tener un techo ni donde bañarme. De noche se camina, porque si te dormís, te despertás desnudo. Comés lo que podés, tenés que ir a changuear por dos mangos. Lo que conseguía era para el consumo”.
Su madre, Gladys Palavecino, comenta cómo vivió sus adicciones: “Solo me hablaba para pedirme plata. Era como si no tuviera familia, odiaba a su hermanita.
Todos me decían que no iba a cambiar. Hasta que una señora me invitó al Tratamiento. No fue fácil, pero luché hasta que él llegó. Al mes dejó todos los vicios. Cambió, ahora es un chico amable y yo puedo dormir en paz”.
“Mi mamá luchó por mí y gracias a Dios estoy libre de las drogas. El olor a cigarrillo me da asco, igual que todos los otros vicios; ya no quiero consumir. Tengo trabajo y una familia reconstruida. También planeo tener mi emprendimiento, lo que no hice en nueve años que estuve con las adicciones, lo logré en dos al usar la fe. Yo les diría que no bajen los brazos, si ella hubiese escuchado la voz de los que le decían que no iba a cambiar, yo no estaría acá”, finaliza David.
Participe usted también de la reunión del Tratamiento definitivo para la Cura de los Vicios y compruebe en su vida o en la de un ser querido que existe una salida para este mal. Lo esperamos este domingo a las 15 h en Av. Corrientes 4070, Almagro, o haga clic aquí y vea a donde se lleva a cabo el tratamiento.
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