Dando continuidad al tema de cuidar lo que hablamos, observamos que las palabras dichas sin pensar, sin sabiduría y sin espíritu, además de dañar la vida del que escucha, dañan la vida del que las dice.
Como dice la Biblia:
“Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre;
se saciará del producto de sus labios.
La muerte y la vida están en poder de la lengua,
y el que la ama comerá de sus frutos.” Proverbios 18:20-21
Podemos ver que las palabras tanto positivas como negativas son como un imán.
Si somos negativos y proferimos palabras negativas como: “no soy capaz”, “no voy a lograr”, “eso no es para mí”, “tengo miedo de tal cosa”, entonces vamos a atraer cosas negativas para nuestra vida.
Pero si somos positivos y proferimos palabras positivas como: “voy a lograrlo”, “voy a poder”, “voy a vencer”, entonces vamos a atraer cosas positivas.
Por esta razón es muy importante vigilar, cuidar nuestras palabras para que las utilicemos bien y nos saciemos del producto de nuestros labios.
¡CUIDEMOS LAS PALABRAS!
Dios les bendiga
Obispo Francisco Couto