“Abraham era viejo, entrado en años; y el SEÑOR había bendecido a Abraham en todo.” Génesis 24:1
No había más o menos en la vida de Abraham. ¡Él fue bendecido en TODO!
¿Puede imaginar a un anciano, lleno de salud, rico, vigoroso, feliz de la vida?
Ser viejo, para muchos, es sinónimo de incapacidad, abandono y fragilidad física.
Isaac se quedó ciego, Jacob enfermó en la vejez, sin embargo, no hay registro en la Biblia de ninguna enfermedad de Abraham. Al contrario, él murió en dichosa vejez (dichoso significa ser feliz, afortunado). Abraham era próspero (Génesis 24:35). Abraham, incluso viejo, seguía fuerte (Génesis 25:1-2).
En este momento, usted debe estar diciendo: “¡Quiero llegar adonde Abraham llegó!”
Si ese es su deseo sincero, sepa que todo comenzó cuando Abraham decidió obedecer la orden de dejar atrás todo lo que tenía de valor, lo que le era más querido, toda su seguridad.
“Y el SEÑOR dijo a Abram: Vete de tu tierra, de entre tus parientes y de la casa de tu padre, a la tierra que Yo te mostraré.” Génesis 12:1
Cuando Abraham, movido única y exclusivamente por la FE, dejó atrás su mundo y todo lo que representaba su vida, pasó a vivir en la total y completa dependencia de Dios y todo lo que representa Su Reino.
Si usted quiere llegar adonde llegó Abraham, haga lo que él hizo, deje todo atrás. ¡Realmente todo! Mentiras, engaños, malicias, toda clase de pecados … Y sacrifique como él sacrificó.