El Espíritu Santo es el sello de Dios en la vida del cristiano. Solo con Él se puede permanecer en la caminata de la fe hasta el fin: Él es la presencia divina en el interior de cada uno y es el que logra que la persona tenga resiliencia y obedezca la Palabra en medio a las adversidades.
En el período del Ayuno de Daniel, se habló mucho sobre la importancia de buscarlo: muchos de los que aún no Lo tienen esperan recibirlo; otros, que ya Lo tienen, ansían por la renovación espiritual.
Específicamente, al hablar con una persona que aún no recibió el bautismo en el Espíritu Santo, se le debe alertar que la única actitud que puede impedir y arruinar esa búsqueda es: la duda.
Si una persona duda de Dios, no poseerá la presencia de Él en su ser. Tal vez usted piense: “pero, yo no dudo de que Dios exista”. Está bien. Pero ¿y cuando llegan las dificultades? ¿y cuando sus oraciones no son, aparentemente, atendidas y usted comienza a ser perseguido?
En estos momentos de tribulaciones, usted cuestiona ¿se logrará vencer? ¿Usted se enfría en la fe, cuando observa que las bendiciones no se materializan en su vida? Si su respuesta es sí, está claro que existe una duda con respecto al poder del Altísimo y esta le impedirá conquistar lo más valioso que existe en la fe.
Dudar es tan malo para la vida espiritual que Dios alertó en Santiago 1:5-6:
“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.” Santiago 1:5-6
El origen de la duda
Una revelación que muchos todavía no conocen es que la duda es una de las principales armas del diablo. “Las dudas son los pensamientos del diablo, en cambio, la fe son los pensamientos de Dios”, explica de manera objetiva el obispo Edir Macedo en su blog.
Y, quien se deja dominar por la duda, sea por el motivo que sea, siempre se queda atrás. “La persona duda de la iglesia, de los pastores, de la Biblia, de la Salvación, entre otras dudas. Todo eso ata la vida material, además de impedirle de recibir el Espíritu Santo. En la duda nadie decide nada, todo queda para después, incluso el bautismo en el Espíritu Santo”, añade el obispo Edir Macedo.
Cómo vencer
Por eso, es necesario luchar contra el diablo para vencer la duda. “Para vencer a un enemigo, primero debemos conocer sus armas y técnicas. Ese es el principio de la guerra. Además, es necesario enfrentar la duda como pecado y confesarla delante de Dios, porque todo lo que no proviene de la fe es pecado (Romanos 14:23). Observe aquello que Dios ya hizo, tenga la seguridad de que Su Palabra no fallará. No use la emoción, porque en la fe emotiva actuamos de acuerdo con las circunstancias. En la fe racional o consciente actuamos de acuerdo con las Promesas de Dios”, dice el obispo Macedo.
Es necesario dejar en claro que:
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” (Hebreos 11:1)
y que
“… sin fe es imposible agradar a Dios…” (Hebreos 11:6).
Así que, si usted quiere recibir el Espíritu Santo, debe creer sin ver y confiar, incluso cuando las cosas no van bien.
El proprio Señor Jesús enseñó cómo vencer las dudas cuando, después de ser bautizado y recibir el Espíritu Santo, fue llevado al desierto y allí fue tentado por el diablo (Mateo 4). Él usó las Sagradas Escrituras como un arma espiritual y replicó las sugerencias malignas, al mostrar que esa es la principal forma de vencer el combate espiritual.
“Nosotros vivimos en este mundo sujetos a miedos, preocupaciones, ansiedades y a toda suerte de males y, cuando le damos importancia a las dudas, todo eso aumenta. Por otro lado, cuando leemos la Biblia, la absorbemos y ejercitamos, nos volvemos fuertes, resistentes, estables, y las dudas son automáticamente eliminadas”, agrega el obispo.
Por eso, el que se encuentra dominado por la duda debe apegarse más a Dios, es decir, meditar más en las Escrituras y alimentarse de todo aquello que edifica su fe (reuniones, libros, músicas y películas cristianas).
Todo lo que el diablo no quiere es que una persona tenga el Espíritu Santo, porque sabe que con Él la victoria es segura. Si usted ha vivido eso, si ha enfrentado dudas, resista y use la mejor arma contra el enemigo, que es la certeza, es decir, la fe.