Todo el mundo está siempre corriendo. Corriendo por la mañana – para llegar a la escuela o al trabajo -, corriendo para tener un intervalo, corriendo para terminar algo, corriendo en el tránsito, en fin.
Vivimos en una sociedad exprés. Si la internet no anda lo suficientemente rápido las personas se enojan – por lo menos yo me enojo. ¿Quién tiene tiempo para perder en la actualidad?
Y aún así muchas personas se atrasan a sí mismas cada minuto del día. ¡No me malinterprete! Ellas están corriendo, están trabajando, están haciendo algo. El problema es que casi nunca están pensando.
Usted puede estar extremadamente ocupado todo el día y, aún así, no puede hacer lo que necesita cuando no piensa. Usted retrasa su progreso en encontrar mejores maneras de hacer lo que hace y, cuando aparecen los problemas, reacciona de una forma emotiva. Usted quiere llorar o encontrar un hombro donde llorar, cuando en verdad, sabe muy bien que eso no va a solucionar su problema – pero usted lo hace de todas formas.
Ese estado emocional hace que usted sienta pena de sí mismo. Usted busca en su banco de memoria para llorar un poquito más cada vez que recuerda que sucedieron y de palabras que fueron dichas. Yo sé como es. A veces, los recuerdos tristes simplemente aparecen en nuestras mentes. ¡Yo ya llené mis ojos de lágrimas a causa de eso!
Las emociones nos retrasan, no nos dejan progresar, pensar o planear nada. Fueron creadas para ser muy humanas, muy débiles.
Si usted se encuentra en una prisión de emociones, recuerde cuánto retraso está trayéndose a sí mismo. Use su mente para pensar en lo que va a hacer con su vida.
Por eso es una oportunidad para pensar cómo ir prepándose para el próximo Ayuno de Daniel. Comienza el 29 de enero
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