Las intoxicaciones alimentarias y los casos de salmonelosis se multiplican. Unas horas fuera de la heladera o un día de más pueden convertir un alimento en una bomba de tiempo y más aún fuera de casa, cuando no sabemos con seguridad cuándo ha sido cocinado, qué ingredientes lleva, cómo se ha manipulado o si se ha conservado adecuadamente. Incluso un inofensivo vaso de agua con hielo o una fruta puede causarle un problema digestivo si está en un país tropical.
Hay que tomar ciertas precauciones alimentarias para evitar un dolor de estómago, una descompostura o algo tan grave y desagradable como una salmonelosis. Multiplique las precauciones si está embarazada.
Le contamos las medidas que debe tomar tanto en casa como cuando salga a comer fuera para no intoxicarse.
Intoxicaciones más comunes
La gastroenteritis es la intoxicación alimenticia más habitual y la patología digestiva que provoca mayor número de ingresos en urgencias junto con la salmonella. La gastroenteritis afecta al estómago e intestinos y es provocada por una infección bacteriana o viral que puede contraerse por contacto con otra persona infectada, por ingerir alimentos o agua en mal estado, o frutas y verduras que no han sido lavadas.
La salmonelosis es una enfermedad causada por la bacteria Salmonella, que se encuentra de forma natural en el intestino del hombre y de los animales. Los alimentos implicados de forma más frecuente en esta infección son los huevos crudos (mayonesas, clara batida, sopas o leche con yema) o poco cocinados, la ternera y las aves mal cocidas y alimentos cocinados que se han dejado sin refrigerar durante varias horas.
Los síntomas generales de una infección alimentaria son dolor abdominal, diarrea, náuseas o vómitos. En el caso de la salmonelosis los síntomas son diarrea suave o severa, fiebre, dolor abdominal, dolor de cabeza y, de vez en cuando, vómito. La salmonelosis puede llegar a causar infección en la sangre, por lo que hay que acudir al médico ante los primeros indicios.
En ambos casos, los síntomas aparecen generalmente de uno a tres días después del contagio. El mejor tratamiento es dejar de comer durante un día y recuperarse a base de sueros fisiológicos. Los dos días siguientes debe seguirse una dieta blanda a base de arroz hervido, plátano, manzana, yogur natural y abundantes líquidos (limonada casera o suero fisiológico).
En casa: heladera saludable
Se debe tener especial cuidado con la refrigeración, preparación y conservación de los alimentos, y la higiene de frutas y verduras. Para evitar problemas, tome las siguientes medidas:
– Lávese las manos con agua y jabón antes de manipular los alimentos.
– Asegúrese de que la carne, sobre todo el pollo, esté fresca cuando la compre y trate de consumirla en el mismo día o al siguiente.
– Mire las fechas de caducidad de los alimentos antes de comprarlos y antes de consumirlos en casa, sobre todo de los productos lácteos y salsas preparadas.
– Tenga especial cuidado con el huevo, sus derivados y los platos que cocine con ellos. Que estén siempre dentro de su fecha de consumo y bien refrigerados. Los platos que prepare con huevo, como mayonesas, ensaladas o tortillas, consúmalos en el momento y tire lo que sobre.
– Lave minuciosamente frutas y verduras antes de consumirlas, si es necesario con una gota de lejía o un producto específico.
– Consuma en el mismo día los alimentos descongelados y no vuelva a congelarlos nunca.
– Asegúrese de que el marisco esté fresco cuando lo compre y tómelo el mismo día. No lo coma si huele de forma rara o tiene mal color.
– Cuando cocine, asegúrese de que los alimentos estén bien cocidos por dentro y por fuera para evitar las bacterias dañinas.
– No coma sobras que hayan estado fuera de la heladera durante más de dos horas, y si tiene dudas sobre algún alimento ¡tírelo!
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