El comportamiento es reflejo de otras inseguridades
Durante muchas generaciones, los hombres y mujeres son criados de manera diferente: las niñas tienen que aprender todo lo de la casa, limpiar, cocinar, organizar. Mientras que los niños tienen que aprender a ser “machos” desde pequeños, entonces, pueden jugar a la pelota, dejar los zapatos en la sala, porque ordenar todo es el papel de la mujer.
Con la evolución de la sociedad, la mujer gano un nuevo espacio: el profesional. Ahora tiene varias actividades, el de mujer, esposa, madre, y ¿por qué no ayudar a traer dinero a casa? “Fue esta nueva forma de vida que trajo a las mujeres el miedo a ser económicamente dependientes de alguien. No es exactamente el miedo al matrimonio, sino a dejar su trabajo para cuidar de la casa y de los hijos”, explica la psicóloga Heleni Gimenes.
El aprendizaje de cómo ser mujer y hombre, insertado desde la infancia, trae consigo algunos paradigmas, que son difíciles de transponer. “La mujer sabe que al casarse, enfrentará a un hombre machista, que llegará lleno de manías que podrá incomodarla. Y no siempre ella estará dispuesta a enseñar lo que la madre debería haber enseñado: de ser mas participativo”, ejemplifica la psicóloga.
Según ella, la mujer se quiere casar con un compañero y no con un esposo. “Y es eso lo que no siempre la mujer está dispuesta a enseñar. Ser un esposo es poner en práctica todo el lado machista del hombre es decir, la mujer tendrá un ayudante, de vez en cuando, pero que hará las cosas de mala gana. Un compañero es diferente, él divide las actividades, y lo hace porque entiende que así como él, ella también trabajó todo el día y necesita ayuda”.
Fue esta dificultad que Talita Machado sintió al casarse. “Yo trabajaba todo el día y cuando llegábamos a casa, él dejaba los zapatos en la sala, veía la televisión y no era capaz de lavar un vaso. Y eso me molestaba de tal forma que tuve que conversar con él y explicarle que yo no era su empleada o madre, que la casa era de los dos y ambos deberíamos hacer todo. En realidad, me vi obligada a enseñarle a ser mi compañero”.
Y es esta disposición de enseñar, que no se encuentra en todas las mujeres. “Es eso lo que también trae el miedo a contraer matrimonio, porque ella sabe que puede frustrarse más adelante, en el caso de que él no sea el compañero que ella tanto busco”, dice Heleni.
El futuro
Para que este miedo al matrimonio no perdure, es necesario que las madres contemporáneas eduquen de forma diferente. “Y eso significa enseñar a los niños a ser compañeros, mantener las cosas organizadas, lavar los platos, en fin, hacer cosas que en el futuro, ellos tengan que saber o por necesidad, o para ayudar a su futura esposa”, concluye la psicóloga.