La pared del lado occidental del Templo de Salomón, en Jerusalén, es el lugar más sagrado del mundo para los judíos. Debido a que el área del Monte Moria en que queda la histórica construcción es controlada por musulmanes, los israelitas solo tienen acceso a esta pequeña parte. El Muro Occidental y más conocido mundialmente como el Muro de los Lamentos, lugar de oración de judíos de todo el planeta, que visitan casi todos los días.
Cuando Israel conquistó la Ciudad Vieja, en 1967, en la famosa Guerra de los Seis Días, hizo a los pies del muro una plaza que en seguido se volvió local de peregrinación y oración. A veces, se juntan aproximadamente 10 mil personas en la plaza, en oración.
Segundo Templo
De hecho, los muros en cuestión (57 metros) no hacían parte del primer templo, levantado por Salomón he imaginado por David. Fue colocado en el periodo del Segundo Templo, después de Cristo, cuando el rey Herodes realizó una gran reforma, haciendo del templo una colosal construcción y una de las obras más increíbles del planeta.
Comúnmente los judíos oran a los pies del muro, pidiendo por el regreso del templo al lugar de origen, por la llegada del mesías (no creen que sea Jesús) y por otros motivos. Las oraciones son hechas tres veces al día: por la mañana, tarde y cerca de la puesta del sol. También meditan bastante en el mismo lugar sobre la historia de su pueblo a lo largo de los milenios y entre otras oraciones, repiten bastante las palabras del Salmo 79.
En la parte de adentro de las murallas se revelan algunos secretos. Uno de ellos es la piedra más grande, algo muy curioso para ingenieros y arquitectos de todo el mundo. Con 13,6 metros de largo, peso aproximado 570 toneladas, y muchos se preguntan cómo fue colocado ahí en una época donde no habían máquinas para transportarlas. Para que tengan una idea de su tamaño, el bloque más grande de la Gran Pirámide Keops en Egipto, pesa 11 toneladas.
Papeles entre las piedras
Hay una tradición entre judíos: escribir pedidos y oraciones en pequeños papeles y depositarlos en las grietas de las piedras de la muralla, esperando ser atendidos. Periódicamente, los papelitos son recogidos, y otros toman su lugar. Es prohibido recoger piedritas del muro como recuerdo, aunque está permitido agarrar hojas y ramas que brotan de él. Hombres y mujeres deben cubrir sus cabezas al acercarse a la pared, y todos deben vestirse adecuadamente. Los sábados, no es permiten turistas entren con cámaras u otros dispositivos electrónicos, por respeto al día sagrado de descanso semanal entre los judíos, el Shabat.