El valor que depositamos en nosotros mismos es algo que se aprende
La autoestima y el valor que se da a sí misma una persona con respecto a los puntos positivos y negativos o negativos de su forma de ser y su comportamiento ante la sociedad.
Tenemos la idea equivocada de que la autoestima se trata de una fuerza interna la cual impulsa nuestras acciones, por tanto, si así fuese, estaríamos determinados a tenerla o no, así, estaríamos imposibilitados de modificarla, aumentarla y disfrutar una vida plena.
Al igual que otros hábitos, el valor que depositamos en nosotros mismos se aprende. Todo el tiempo estamos en intercambio con el ambiente que nos rodea, sea en nuestra casa, en nuestro lugar de ocio o nuestro trabajo. Nuestras acciones provocan consecuencias en lo que todo lo que nos rodea. Si fueran positivas y los que están a nuestro alrededor las valoren, seremos elogiados, de este modo aumentará nuestra autoconfianza acerca de nuestra personalidad. Si los demás, además de valorar nuestro accionar, prefieren a la persona por detrás de la producción, incrementarán nuestra autoestima, nos sentiremos queridos y podremos creernos capaces no solo de tener objetivos, sino también de tener la fuerza para alcanzarlos.
Hábitos saludables y relaciones interpersonales satisfactorios promueven la sensación de particularidad, nos referimos a aquella capacidad de sentirnos únicos, y por eso valiosos. Si bien es importante mostrar que los proyectos tuvieron éxitos, lo es más aún el resaltar el hecho de que el trabajo fue bien hecho porque quien lo realizó también es una persona importante y especial.
Cuando autoconfianza y autoestima caminan juntas es posible tanto el desarrollo profesional como el personal. De allí nace el éxito.