“Ya soy consciente de mi error, entonces ¿por qué no cambio? Me estoy frustrando y no sé que hacer” – Amiga
Respuesta:
No cambias porque al estar en un lugar cómodo, no recuerdas la gravedad de la situación.
Pero, ¿qué ocurre para que la persona se olvide tan fácilmente?
El problema es que se está dejando llevar por las circunstancias y no por una evaluación de su intelecto. Ya que si no fuese así, ciertamente no se olvidaría.
Ella no usó la cabeza, sino los sentimientos, por eso enseguida se olvida. Presta atención, quien no piensa, ¡no se define y mucho menos soluciona! En otras palabras, quien siente, vive de forma indefinida y posterga su felicidad hasta… que no aguanta más y llega a la conclusión de que tiene que actuar por el intelecto.
Amiga, evalúa tu situación y no te dejes llevar por lo que sientes, porque mientras te entregas a tus instintos, tu mente no raciocina, y las emociones te obstruyen el entendimiento. Tienes que aprender a pensar y a tener disposición para encontrar la verdad.
Hay muchas personas que llevan años en la iglesia y están desanimadas, entregándose a las facilidades de la vida, todo porque simplemente no quieren hacer el esfuerzo de pensar.
¿Sabes porqué?
No quieren reconocer y empezar todo de nuevo, mientras tanto se dan el “lujo” de querer conquistar sin ningún esfuerzo.
Lo importante es que quede bien claro que para que el cambió ocurra, no puedes depender de nadie. El único que puede cambiar eres tú.
A fin de cuentas, ¿quién es el que lo necesita?