Durante una reunión en Inglaterra, el obispo Macedo habló sobre el bloqueo que las emociones provocan en las personas, impidiéndoles pensar
El mensaje del obispo Macedo en el santo culto del domingo 15 de abril fue transmitido a todo el mundo vía web, por la IURD TV, y también por la Red Aleluya de radios y Red Familia de Televisión. Directamente del Rainbow Theatre, en Londres, en Inglaterra, él habló sobre la importancia de la fe destituida de cualquier emoción.
Apenas comenzó la reunión, él intercedió al Espíritu Santo pidiéndole la dirección para orientar a todos los que lo estaban acompañando, especialmente a aquellas personas sinceras, que desean la verdad para vivirla de hecho, y no apenas para disfrutar de sus beneficios.
“Quiero decir algo importante que va a ayudarlo, siempre que usted use su inteligencia. Sin embargo, si usted usa su corazón, nada sucederá; no va a conquistar nada y su vida no va a salir del lugar”, alertó el obispo.
Para ilustrar el mensaje, él recordó el pasaje de la Biblia que habla del momento en el que el Señor Jesús resucitó y se les apareció a Sus 11 discípulos. En aquella ocasión, ellos estaban tan eufóricos y llenos de alegría que no creían que se trataba del Maestro.
“Él estaba allí físicamente, delante de ellos, pero tuvo que pedir que tocaran Sus heridas pues el entendimiento de los discípulos estaba bloqueado – a causa de la emoción y de la alegría –, impidiéndoles entender que Jesús estaba vivo”, destacó.
La fe ligada a los sentimientos
Según el obispo, el corazón y los sentimientos bloquean el entendimiento, impidiendo que la persona use la razón. Por este motivo, muchos cristianos, aunque son sinceros, no han alcanzado los beneficios de la fe, pues esta está ligada a sus sentimientos.
“Usted puede hasta ser una persona determinada, pero si ha recordado su pasado, por medio de emociones, eso le impide pensar y actuar. Fe es acción, actitud”, resaltó el obispo.
“El poder del mal está sujeto a mi fe”
Severina de Abreu es un ejemplo de alguien que entendió y practicó lo que ha sido enseñado por el obispo Macedo. Ella cuenta que durante 19 años sufrió en silencio y, aún creyendo en la existencia de Dios, se involucró en prácticas de ocultismo, que hoy considera abominables.
Solamente al llegar a la Iglesia Universal del Reino de Dios, encontró el alivio que tanto buscaba para sus dolores y angustias. Allá, por primera vez en su vida, alguien la escuchó con paciencia garantizando que había una solución para los problemas que enfrentaba.
“La Palabra de Dios sustituyó mis consultas con las fuerzas malignas. Aprendí que por medio del Señor Jesús yo tengo victoria y que todo el poder del mal está sujeto a mi fe”, recuerda Severina.