“Obispo, yo estoy hace tres años saliendo con un chico, inclusive, somos novios, pero no tenemos nada para casarnos y ni siquiera la presencia de Dios, me siento triste y fracasada. El pecado ha sido notorio en mi vida y ya no voy más a buscar a Jesús, tampoco consigo orar. A veces, lo que me calma es cuando lo escucho a usted que representa la voz de Dios. Ayúdeme, pues quiero salir del pecado y de esta vida equivocada” – Raquel
Respuesta:
Bien, Raquel, en esta situación, el problema se debe a que su corazón todavía no se liberó. Yo veo que todavía es una persona esclava del pecado y, mientras estuviere con ese mal, no va a conseguir vencer.
Además, nosotros sabemos que la mujer no tiene nada de sexo débil. Cuando ella se queda viuda, aunque tenga hijos, consigue criarlos y también vencer la ausencia del marido. Pero cuando el hombre es quien queda viudo, por más que tenga apenas un hijo, se queda perdido y no consigue educar a aquel hijo único, no tiene la misma fuerza de la mujer.
Cuando Dios creó a Adán luego creó a Eva. Esta creación de Dios fue tan perfecta que ella era una mujer que se ajustaba perfectamente a Adán, al punto de que él le diera oídos a la voz de Eva y rechazase la voz de Dios. Para cada mujer existe un hombre y viceversa, pero usted solo será feliz cuando encuentre a la persona correcta. Tiene que haber un encaje, ser la persona justa.
(*) Respuesta dada por el obispo Edir Macedo durante un programa de la IURD TV.